¡Mi hermana, mi mujer, uf! - Epílogo a cargo de Ana
Fecha: 18/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... allí, en unas praderas maravillosas por las que discurría un arroyo de aguas claras haciendo tranquilos meandros ideales para los niños, había pasado varios fines de semana haciendo “camping” con mis hijos. El pueblo me gustaba, sus atractivos naturales todavía no eran conocidos por el gran público por lo que apenas si alguien acertaba a pasar por allí y la tranquilidad que ofrecía era perfecta para quien, como nosotros, quería pasar desapercibido. Por otra parte para mi trabajo no era hándicap alguno, pues apenas invertiría 20-30 minutos en llegar con mi coche; y Dani no dependía de ningún lugar de trabajo al que debiera desplazarse, pues en esa casa tendría su estudio de pintor y, como hasta ahora sucediera, la parte comercial, la exposición y venta de sus cuadros corría por cuenta de su “marchante”. Ese pueblecito sería el hogar perfecto para nosotros, luego decidimos ir por la mañana a verlo y comenzar con las gestiones necesarias para primero alquilar una casita que luego, cuando vendiéramos mi casa, compraríamos. Problema aparte era madre, nuestra madre. Si se enteraba que sus hijos eran pareja conyugal le daba un “patatús”. Cómo enfrentaríamos eso, pues ya se vería, pero lo que estaba claro es que, desde ahora, iríamos al pueblo lo menos posible y por poco tiempo siempre: Algún fin de semana y unos días más en verano. Lo cierto es que, durante esas estancias, nos tendríamos que comportar como perfectos hermanos. Y también estaba la cosa de los chicos, sus hijos y los ...
... míos. ¿Cómo verían que su padre-su madre durmiera con su tía-su tío? ¡Otro asunto que ya se vería en su momento!... Desde luego nuestra relación traería “cola”... Cuando llamamos a la puerta de Gloria lo cierto es que los dos estábamos un tanto cohibidos, en especial Dani que, desde luego, estaba pasando un mal rato. Pero cuando Gloria abrió la puerta todo se pasó: Con los brazos abiertos nos recibió a los dos, en especial a Dani, diciéndole que como amigo ganaba muchísimo. Los niños, cuando nos vieron, se arrojaron sobre nosotros riendo alegres. Me llenó de alegría ver cómo mis hijos también abrazaban y besaban con todo cariño a su tío y cómo mis sobrinos hacían lo mismo conmigo. Eso había sido siempre lo habitual con los críos, pero entonces esa actitud suya me llegó muy hondo. Gloria habló de preparar algo de cena pero Dani prefería salir esa noche a cenar fuera, lo que hicimos a poco de llegar a casa. Volvimos de cenar y, mientras Dani se tomaba una copa en el salón, Gloria y yo pusimos los pijamas a los niños y los acostamos. Por escasez de sitio los cuatro chicos dormían en la habitación de mis sobrinos, dos hermanos en cada cama. Les dimos el beso de buenas noches y salimos de la habitación. Entonces me dice Gloria. Te lo has “tirado” ya ¿verdad? ¡Por Dios Gloria! Eso ni se pregunta ni se contesta. ¡O sea, que sí, que te lo has tirado! Ayer ¿verdad?... Claro, y hoy también, seguro que esta mañana. ¡Menuda “sequía” que te traías! ¡Te “regaría” a modo el “huerto”!... ¿No? ...