Laura, la pijita
Fecha: 24/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... de la mesa Laura, Isabel, Merche y yo. La cena transcurrió entre risas, chistes y comentarios sobre el curso, los profesores, los compañeros y anécdotas de la carrera. Fue una cena animada y alegre, animada en nuestra zona sobre todo por Merche, que algo achispada por el vino, al que no estaba acostumbrada consiguió hacernos partir de risa. Tras la cena nos dirigimos a la zona de copas de Pozuelo, donde la noche siguió su curso, cada vez más tocados todos por el alcohol, y en consecuencia cada vez más animada. Nadie estaba demasiado borracho, y sí con el punto gracioso que suelen proporcionar las copas cuando se toman en su justa medida. Bailábamos, bebíamos, charlábamos y nos reíamos. En la pista de baile, sin lugar a dudas la reina era Laura. "Joder con la estirada", fue alguno de los comentarios que se escucharon. Bailaba con el sentido del ritmo que se espera de una Sevillana. Un poquito alegre por causa de los gintonics comenzó a menear su cuerpo con una sensualidad que hubiese puesto cachondo a un cura. Sus caderas trazaban círculos a medida que sus tetitas se agitaban dentro de su camisa, y su trasero se mecía al ritmo de la música de tal manera que toda la afluencia masculina del local permanecía hipnotizada por él. A medida que iba pasando la noche se fue retirando gente, hasta que sólo quedamos Laura, que continuaba deleitando al personal con su gracia al bailar, Miguel, otras dos chicas y yo. Merche se había retirado hace rato con Isabel. Me parece que dijeron que ...
... iban a tomar un taxi. Yo nunca he sido muy bailón, pero animado por la bebida y por los movimientos de Laura, me animé a bailar con ella. Cuando me planté ante ella, Laura, lejos de cortarse, comenzó a contonearse de forma más insinuante. Yo no me muevo demasiado mal, pero lo de Laura era digno de verse. Se agachaba meneando el culo, sus brazos desnudos acompañaban con maestría el movimiento de su cuerpo y sus pechos parecían inflamarse al compás de sus voluptuosos contoneos. En dos o tres ocasiones se situó Laura frente a mí y dándome la espalda, de tal manera que su culito casi se rozaba con mi paquete al menearse. Viendo cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, Miguel me lanzó una seña, comunicándose que se retiraba, dejándome el campo libre con Laura. Marga y Raquel se fueron con él, de manera que me quedé solo con Laura. Continuamos con nuestro baile por un rato más, y finalmente me la llevé a la barra para pedir una última copa. Cuando se dio cuenta de que nos habíamos quedado solos puso una carita de fingida sorpresa y algo de contrariedad, aunque sin poder ocultar una pícara sonrisa que se dibujaba en sus labios. "Bueno, pues ya no pintamos nada tú y yo aquí, ¿no crees?", me dijo. Le dije que si quería, después de terminarnos la copa la llevaría hasta su casa. "Bueno, si tu quieres...", me contestó con aire zalamero. En ese momento, en un movimiento perfectamente sincronizado, le pasé un brazo por la cintura, amarrándole el trasero al tiempo que posaba mis ...