Vender un coche
Fecha: 30/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... fina tela de las bragas. Abandonó la general y paró en un descampado cerca de la playa, se quitó el cinturón se giró hacía mí y me dijo: +Este es un buen sitio para discutir el precio del coche, dicho lo cual, me desabrochó los pantalones, sacó mi excitadísima polla, y comenzó a chupármela. Yo estaba a doscientos. Aquella monada, movía la lengua y los labios de una forma increíble. Con la mano cogiéndome los huevos, se metía toda mi polla en la boca y yo notaba mi glande llegar al fondo de la garganta. Era increíble. La dejó un momento para quitarse el vestido, quedando su impresionante cuerpo cubierto por un minúsculo tanga, las medias y las botas. Se bajó del coche, vino por mi puerta, y terminó de desnudarme. Cogí una de sus duras tetas, y comencé a morderle salvajemente los pezones. Era consciente de que le hacía daño, pero ella gemía de pura excitación. Tiró de mí hacia fuera y me sacó del coche. Se arrodilló frente a mí y continuó la tremenda mamada. Se metía mi polla por completo en la boca, la sacaba, me lamía las pelotas, era increíble. En esto se puso de píe, se apoyó en el capó del coche, apartó el minúsculo tanga, y me ofreció su depilado conejito. Me arrodillé frente a ella y me puse a lamérselo como un poseso, mi lengua recorría toda su raja, penetraba en su húmeda raja, mordía su abultado clítoris, estaba tan afanado, que ni cuenta me di cuando se corrió. Me puse de pié, y la penetré con todas mis fuerzas. Dio un grito, y empezó a retorcerse y a moverse como ...
... una posesa. Mi polla asestaba duros golpes en su vagina, y no tardamos ni un minuto en corrernos, ella por segunda vez. Con parte de mi semen corriendo por sus muslos, se arrodilló, y un segundo borbotón de tibia leche impactó en su boca, tragándoselo absolutamente todo. Continuó mamando con empeño un buen rato, hasta que me consiguió poner en forma de nuevo. Se puso de pié, se quitó el tanga, se dio la vuelta y me ofreció su culo. Lo lubriqué con saliva y mi lengua, pero ella dijo: Taládrame el culo ya, cabrón, quiero sentir que me lo desgarras. Esto no hizo consiguió una erección mayor aún que la primera. Arrimé la punta del glande en su ano, empujé con fuerza y se la metí hasta el fondo. Gritó un poco de dolor, pero comencé a embestir a la vez que con una mano le pellizcaba un pezón y con la otra le acariciaba el clítoris, que ya parecía una pequeña polla. La calidez y estrechez del nuevo agujero que estaba penetrando, así como el frenético ritmo que ella imprimía, hicieron que descargara todo lo que me quedaba dentro en un momento, dejándola empapada. Al sacar la polla, su esfínter dejaba ver un boquete del que arrollaba un hilo de leche hasta su concha, donde se unía con el anterior y bajaban por sus muslos. Se agachó y limpió por completo mi polla, dejándola reluciente. Se limpió lo que pudo, se vistió y nos fuimos para la tienda. Le hice una oferta inmejorable por el coche, aunque la suya fue mejor, y se lo vendí. Ayer me llamó para decirme que el lunes, me traerá el ...