1. Vender un coche


    Fecha: 30/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nunca habría podido imaginar que vender coches pudiera ser una experiencia tan gratificante. Regento desde hace poco mas de un año una compraventa de vehículos de ocasión, que aparte de un buen sueldo, me reporta bastante tiempo libre, y como no, anécdotas que contar, como la que voy a narrar a continuación. Como decía, la compraventa va bastante bien, al igual que mi matrimonio, incluida mi vida sexual en él. Mi mujer esta muy bien, a pesar que ha cogido algún kilito últimamente, y sexualmente es bastante activa. Lo hacemos cuatro o cinco veces por semana, y aunque probamos cosas nuevas, normalmente lo hacemos en la postura del misionero. Practicamos sexo oral con frecuencia, pero anal lo intentamos varias veces, con resultados dolorosos para ella, aunque es frecuente que durante el coito, le introduzca algún dedo por el culo. Bueno, la historia que voy a contar, sucedió una tarde de mayo de este mismo año. Una pareja se acercó por la tienda, y tras estar mirando un flamante Volvo ranchera, entraron a interesarse por él. La chica estaba de muerte. Llevaba una minifalda de rayas, muy ajustada, medias y botas por debajo de la rodilla, una camiseta blanca de cuello alto, muy ceñida, y una cazadora de piel marrón, abierta, de la que asomaban unas generosas tetas, altas y redondas, su melena rubia caía sobre sus hombros, y su cara era la de un ángel. Mientras el chaval miraba el coche, ella vino hacia mi oficina. +Hola, dijo con una voz dulce, a la vez que apartaba la melena. ...
    ... ¿Podrías enseñarnos ese Volvo? + Por supuesto respondí. Camino delante de mí hacia él, contoneando aquel fabuloso culo, que casi me mareaba ver. Tras media hora de explicaciones, regateos y alguna risa, quedamos para el día siguiente, para probarlo y tasar el su vehículo. En toda la tarde no dejé de pensar en como sería aquel cuerpo, y estuve erecto casi toda la tarde. Al llegar a casa, mi mujer estaba en la cocina, y afortunadamente, cuando la cogí por detrás, no puso muchos reparos y conseguí follarla allí mismo, sobre la mesa, lo que fue un verdadero alivio. Al día siguiente, ya casi ni me acordaba de la rubita del día anterior, cuando al levantar la mirada del ordenador, la veo de pie junto al coche. Salí fuera, miré alrededor, y vi que venía sola. Tras conversar, salimos a probar el coche. Ver la generosa cantidad de pierna que enseñaba su vestido sentada al volante, me excitó profundamente. Al salir a la general, se dispuso a colocarse el cinturón de seguridad, pero como estaba maniobrando, me dijo: + ¿Me lo puedes poner? Inmediatamente, lo tomé, pero al tenerlo tan arriba, sin querer, rocé una de sus tetas, para notar lo duro que tenía los pezones. Me ruboricé un poco, y terminé de ponerle el cinturón. + No te cortes hombre, ¿Qué te piensas que me pone así de cachonda, tú o el coche? No daba crédito a mis oídos, por lo que apenas pude balbucear. Separó las piernas, invitándome a tocar, y sin darme apenas cuenta, tenía mi mano acariciándole el chochito por encima de la ...
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