1. Atada para otro hombre


    Fecha: 17/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Hecuba, Fuente: TodoRelatos

    ... hasta que mi dueño nos dejó a solas un momento yéndose afuera a hablar por teléfono. Viendo que el propietario del bar estaba liado aproveché la ocasión.
    
    “Ven conmigo un momento, que tengo algo que darte ahora que estamos a solas”
    
    Nos cambiamos a una de las mesas altas que hay más apartadas al fondo y llevada por la celeridad que te da el nerviosismo y la emoción cogí una servilleta y, tapándome con la otra mano, escribí en ella la siguiente frase:
    
    “Llámame para devolvérmelo a su sitio”
    
    Llevé mi mano a la espalda y con todo el disimulo que pude la metí dentro de mi falda, aparté un poco el tanga y me saqué el plug anal pequeño y metálico que llevaba toda la velada dentro de mí. Lo envolví en la susodicha servilleta y, por debajo de la mesa, se lo puse en su mano.
    
    El subterfugio inherente en mi acto hizo que él también actuara con clandestinidad y después de echarle un vistazo a mi invitación su cara cambió por completo. Se quedó helado, mirándome con los ojos bien abiertos y en la boca bailándole una palabra que, o no encontraba, o no se atrevía a decir.
    
    “¿Nos vamos Hécuba? Ya he pagado”
    
    Mi dueño, que había salido afuera solo para hacer el paripé, ya estaba de vuelta. Nos despedimos y nos fuimos para dejar que pudiera procesar lo ocurrido en la tranquilidad que da la intimidad.
    
    Al cabo de menos de tres días recibí su llamada. No advertí nerviosismo en su voz y eso me gustó. Me propuso ir a una exposición, pero yo le propuse un plan mucho mejor: ...
    ... próximo viernes en tal hotel a las 20:00. Sólo tenía que pedir la llave en recepción.
    
    Los imaginativos preparativos que mi dueño y yo pensamos para aquel viernes tuvo mi corazón a 100 durante toda la semana, nerviosa y entusiasmada como un niño ante la llegada de los Reyes Magos. Y muy excitada también, obvia decirse.
    
    Cuando llegó la fecha señalada mi dueño y yo llegamos a la habitación del hotel con mucha antelación y comenzamos a establecer el escenario.
    
    Me vestí únicamente con lencería negra diáfana. Corsé con liguero, braguita del mismo conjunto, medias a juego y pelo recogido en una coleta como evidente indicativo. Mi dueño me ató con las cuerdas rojas. Fue un bondage sencillo, estético y poco restrictivo ya que mi plan era pasarme atada toda la velada. Manos a la espalda, un “chest tie” con la cuerda pasando entre mis pechos realzándolos, y tobillos y rodillas juntos.
    
    Mientras ya yacía atada en la cama mi dueño se encargó del último atrezo para el escenario y dejó perfectamente organizados sobre la mesita de noche distintos juguetes sexuales (magic wand y satisfayer) y lubricante. Encima de la cama, al lado de mi cabeza, dejó una ballgag roja, una venda negra que también podía servir de mordaza y un rollo de cinta cohesiva de ese mismo color. Me plantó un beso leve en los labios para no estropearme el maquillaje y se marchó. Se llevó consigo mi llave de la habitación y dejó mi móvil bien accesible para que, en caso de emergencia, lo llamara a través de Siri, pero ...
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