Umbral I El Inicio del Desequilibrio
Fecha: 17/10/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Autor: GRQ, Fuente: TodoRelatos
... la puerta de su piso con una mano temblorosa. La cerradura sonó como un eco en el pasillo vacío, pero no fue ese sonido lo que le quedó retumbando en la cabeza. Fue la voz de Bruno.
“Cuando lo seas, no va a quedarte ni una pizca de vergüenza.”
Se quitó las zapatillas sin usar las manos. Dejó caer la mochila en el suelo del pasillo y fue directa al baño. Se miró en el espejo. El rostro rojo. El cabello húmedo, pegado al cuello. El sujetador deportivo aún marcándole la piel.
Suspiró. Un suspiro largo, contenido.
Se quitó la ropa con torpeza. Camiseta, leggins, sujetador. El vaho del baño empañaba el espejo, pero ella alcanzó a verse igual: el pecho agitado, los pezones duros sin motivo aparente, el vientre contraído.
¿Sin motivo?
Ella lo sabía. Sabía por qué.
Abrió la ducha. El agua tardó en calentarse. Cuando por fin entró, el primer contacto con el chorro le arrancó un escalofrío. Cerró los ojos, apoyó las palmas en los azulejos.
Y lo vio.
Bruno, de pie frente a ella. Bruno agarrándole la cara con una mano. Bruno diciéndole que estaba empapada y no por el esfuerzo. Bruno con esa voz que la tocaba sin ponerle un dedo encima.
Sofía apretó los muslos sin darse cuenta. El agua caliente corría por su espalda, pero su mente no estaba ahí.
Estaba en el estudio.
En esa maldita clase.
En el momento exacto en que él le había ordenado girar. En la forma en que la había mirado como si su cuerpo no le perteneciera ya. Como si él lo hubiera ...
... reclamado sin pedirlo.
Se mordió el labio.
No estaba segura de qué le pasaba.
Nunca se había sentido así. Tan… sometida. Y lo peor era que no había pasado nada. Bruno no la había tocado realmente. No la había besado. No le había quitado nada.
Y, sin embargo, Sofía sentía que ya no tenía el control de su deseo.
Llevó una mano entre las piernas. Dudó. Solo por un segundo. Luego rozó los labios húmedos con dos dedos temblorosos.
Estaba mojada.
Mucho.
Joder…
Gimió, apenas, contra su propio antebrazo.
Pero entonces, lo recordó.
“Vuelve mañana. Muy temprano.”
Y, sobre todo, esa otra frase, la que no se le iba del pecho:
“Aquí solo hay dos opciones: o mandas tú… o mando yo.”
Sofía apartó la mano. Cerró el grifo. El cuerpo temblando por el agua, por la tensión, por el deseo que no terminaba de apagarse.
Se secó sin mirarse al espejo. Se puso una camiseta ancha y se metió en la cama. Pero no apagó la luz.
Se quedó mirando el techo durante horas.
Y en algún punto, lo supo:
Iba a ir. Iba a volver al estudio. Iba a llegar temprano.
Y no por la danza.
Sino por Bruno.
Sofía llegó al estudio quince minutos antes de la hora que Bruno le había indicado.
El edificio aún dormía. Las luces del pasillo estaban apagadas y el eco de sus pasos sobre el suelo de mármol sonaba demasiado fuerte. El corazón le latía rápido, pero no por el esfuerzo. Llevaba puestos unos leggins oscuros, ajustados, y una sudadera fina con cremallera. Nada que ...