1. Los secretos de Clara


    Fecha: 07/10/2025, Categorías: Hetero Autor: tesliano, Fuente: RelatosEróticos

    Esto que cuento pasó hace un tiempo, con la chica con la que mejor sexo he tenido.
    
    Se llamaba Clara, de mi edad, teníamos unos 27 años, era manejable como me gustan a mí, delgadita, no muy alta, castaña, ojos marrones, pelo largo y liso hasta la cadera, culo redondo y una de esas sonrisas que te enganchan a la primera. Con ese físico es esas chicas que parece que se van a romper cuando se la metes y eso me atraía mucho. Solo le faltaba algo de tetas para ser de 10.
    
    Quedábamos muchas tardes y fines de semana básicamente para follar. Siempre empezábamos merendando algo, de charla o viendo una peli y poco a poco empezábamos con cosquillas, abrazos, caricias o acercar la mano a sitios sensibles hasta que no podíamos más y empezábamos a besarnos de manera muy apasionada.
    
    Aquella tarde de sábado la conversación nos llevó a hablar de temas algo subidos de tono.
    
    – ¿Sabes? algún día podíamos probar alguna cosa un poco fuera de lo normal, ¿no?, dije yo.
    
    – Miedo me das. A ver, ¿a qué llamas «fuera de lo normal»?
    
    – Pues no sé, por ejemplo, nunca he utilizado ningún consolador y me gustaría probarlo alguna vez.
    
    – Pues a mí es que no me gustan mucho, la verdad
    
    – ¿No?¿Has utilizado alguno alguna vez?
    
    – Sí, tengo uno pero casi no lo uso
    
    – ¿Sí, y cómo es?
    
    – Pues normal, de los rectos que vibran.
    
    – ¿Y por qué no te gustan?
    
    – No se, será por mi educación, siempre me han enseñado que eso solo se usa por vicio y es de chicas ‘poco elegantes’.
    
    – Jajaj, ...
    ... anda que…. ¿Me lo enseñas?
    
    – No sé, me lo pienso y otro día quizá, que me da un poco de vergüenza.
    
    En vista de que no parecía que la fuese a convencer y que la veía un poco avergonzada de verdad, decidí que era mejor dejarlo pasar por ahora y no darle más importancia y para que no se sintiese así quise cambiar el ambiente pasando a la acción.
    
    Me acerqué poniendo una sonrisa picarona, le dije que no se preocupara y empezamos a besarnos y tocarnos, se sentó encima mía y yo recorría su cuerpo con mis manos, la espalda, el cuello, bajaba hasta la cadera, volvía a subir y poco a poco iba tocando y tocando con mis dedos zonas más erógenas. Pasaba mis manos cerca de sus tetas rodeándolas, volvía a su espalda, cadera, apretaba su culo que podía coger con mi mano que era sitio y redondo acercándola había mi, subía de nuevo hasta el cuello, volvía a bajar y terminaba tocando la zona de alrededor de su coñito y repetia los movimientos cada vez acercándome más a las zonas sensibles y tocándolas con más intensidad.
    
    Me encantaba tocar la zona entre sus piernas porque se mojaba muchísimo y podía notar la humedad y el calor hasta con los vaqueros aún puestos, me imaginaba cómo estaba eso por dentro y me ponía tan cachondo que empapaba mi calzoncillo yo también.
    
    Tras un rato jugando, acariciándonos y subiendo la tensión y la humedad la cogí en brazos para ir a la cama, ella me rodeaba con sus brazos y piernas y su culo hacía tope con mi polla tiesa para no caerse para abajo, la ...
«123»