Esther: despedida de soltera en familia (11) - Relatos Eróticos

Esther: despedida de soltera en familia (11)

... abofetearla se apoderó de pronto de mi cuerpo, un deseo apenas contenible de arañarle la cara y despedazarla estuvo a punto de hacerme actuar en contra de ese par de perras, pero afortunadamente mi hermana alcanzó a tomarme del brazo antes de que lo hiciera, limitando mi expresión de odio a las palabras que pronto escaparon de mi boca.

- ¡Un día tú y la puta de tu hermana pagaran por todo lo que nos hicieron a Rodrigo, a Paola y a mí! ¡Un día les voy a regresar todo el daño que nos provocaron! ¡Te prometo que un día lo haré! - le gruñí, imprimiendo en cada palabra todo el odio que había en mi corazón, viendo como la sonrisa se borraba del rostro de Celia y la expresión de enojo en el rostro de mi madre se veía sustituida por un peligroso gesto encolerizado; sin embargo, antes de que Ana pudiera decir una sola palabra, la puerta se abrió de nuevo y por ella entraron Martha y Julia, con expresiones que no tenían nada que ver con la alegría que supondría la boda que ocurriría unos pocos minutos más tarde.

Martha y Julia intercambiaron una mirada con la cual entendí que se habían dado cuenta de que algo estaba pasando entre las mujeres de mi familia, una suposición que se confirmó poco después cuando Julia se acercó a nosotras y se paró entre mi madre y yo, haciendo que Ana retrocediera un par de pasos mientras mi nueva amiga la enfrentaba.

- Espero que no estén haciendo enojar a Esther, es la novia y está a punto de casarse, tiene que lucir radiante ante las cámaras y ...

... ante su futuro esposo, eso lo tenemos claro, ¿Cierto, Ana? - dijo Julia, en un tono que resultaba sumamente amenazante, que hizo que mi madre tuviera que relajar su rostro y tratar de dibujar una sonrisa en sus labios, un gesto que no resultó en lo más mínimo convincente.

- Por supuesto, solo le decía que la extrañaremos mucho y que…

- ¿Estás lista, Esther? - me preguntó Julia, dándole la espalda a mi madre y sin dejar que terminara lo que estaba diciendo - mi hermano ya te está esperando, seguramente va a quedar gratamente sorprendido al saber que su futura esposa es una mujer tan hermosa como tú - expresó, en un intento por darme mi lugar frente a mi madre y mi tía, pero reflejando en sus ojos llorosos lo mucho que le dolía el saber que yo sería la esposa de su hermano.

- Ya estoy lista - dije sin demostrar ninguna expresión en la endeble sonrisa que traté de dibujar en mi rostro, desviando pronto la mirada a los ojos de mi madre y dejándome consumir por la rabia que me provocaba el saber que la boda llegaría a término sin que nada lo impidiera, pues si bien para ese momento lo que mamá me pudiera hacer había dejado de preocuparme, sí me atemorizaba lo que pudiera hacerle a mi hermana: no podría vivir en paz sabiendo que por mi culpa…

- Entonces, adelante, Esther - dijo Martha, sorprendiéndome gratamente al escuchar que me llamaba por mi nombre, habiendo dejado de utilizar aquella expresión que tanto aborrecía - mi hijo se impacienta - expresó Martha con un aire ...