Isla Suplicio (1/2) - Relatos Eróticos

Isla Suplicio (1/2)

... primera lección de obediencia... Los esclavos sólo hablan cuando se les permite... Nunca lo olvides."

Emma se estremeció mientras Lady Bernetta le quitaba la mordaza y sujetaba el cuello a la silla con dos cortas cadenas.

Luego, presionó el botón de la mano derecha en su controlador y brilló en rojo como el que estaba arriba.

"Por favor...", dijo Emma y comenzó a gritar cuando la descarga la golpeó... Se retorció en sus ataduras mientras el dolor la envolvía.

- "Las zorras nunca hablan", le dijo sonriendo Sir Brad.

Mas tarde, Emma y la otra chica se quedaron sentadas en silencio mientras metieron a dos chicas más en la parte trasera de la furgoneta.

En dos ocasiones, mientras circulaba la furgoneta después de la última recogida, a las chicas se les ofreció agua para que estuvieran hidratadas.

Después de varias horas, una voz salió del intercomunicador.

- "Hay un autoestopista ahí delante... Prepararos para capturarlo."

La camioneta se detuvo, la puerta lateral se abrió y los dos hombres saltaron y regresaron con la desventurada víctima.

Los ojos de Emma se abrieron en estado de shock... Habían capturado a un joven.

En general, su tratamiento fue el mismo que el del resto, excepto que lo ataron en una argolla en el piso de la camioneta porque no había más sillas.

Finalmente, después de varias horas, la camioneta se detuvo.

Emma se había quedado dormida en su silla y se despertó cuando se abrió la puerta de la camioneta... Aturdida por ...

... su siesta, comenzó a preguntar qué estaba pasando y recibió su segundo golpe en el collar.

Lady Bernetta le dio una inyección a cada uno de los cautivos.

- "Esto os hará más obedientes mientras os preparamos y cargamos."

Uno por uno fueron liberados de sus cadenas y sacados de la camioneta.

Cuando fue el turno de Emma, no sintió energía para resistir cuando la levantó por los brazos y la sacaron... Todavía estaba lo suficientemente consciente como para mirar a su alrededor... La furgoneta y tres más estaban aparcadas en un enorme hangar... Tenía que ser un hangar porque dentro había un pequeño jet.

Cerca de la cola del avión había diez mesas ginecológicas... La mayoría estaban ocupadas... Parecía haber tantos hombres como mujeres atados a las mesas.

La llevaron a la primera mesa vacía y la encadenaron a ella como lo habían hecho con la silla de la camioneta... Las cadenas quedaban apretadas para que apenas pudiera moverse... Se agregaron correas unidas a la mesa... Una por encima de los pechos y otro por debajo, en la parte superior de los brazos y en las rodillas... Se colocaron dos aparatos ortopédicos acolchados contra el costado de su cabeza y se sujetaron para que no pudiera mover la cabeza y le colocaron también una correa adicional en la frente.

Un hombre y una mujer se acercaron a su mesa y la miraron... Ambos llevaban los collares de oro de los mejores esclavos.

Emma se sonrojó, totalmente avergonzada de ser vista desnuda y abierta para estos ...