1. Otra vez nos volvíamos a encontrar


    Fecha: 04/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lumao, Fuente: CuentoRelatos

    ... a introducir mi dedo mayor y a buscar en el interior. Sus gemidos se intensifican, su placer aumenta, me siento entusiasmado y sigo por ese camino. A la vez muerdo sus pezones y su placer aumenta, sus gemidos se convierten en pequeños gritos. “Voy bien”, digo para mis adentro. Intento sumar mi dedo índice y sin resistencia se une al mayor, ambos acarician el interior de su vagina, uno mis labios a la fiesta de su vagina y mis dedos, disfruto de hacerlo y aun más de ver que ella lo disfruta, toma mi pelo con sus manos y aprieta mi cabeza sobre su pelvis para que siga lamiendo y en un lapso de tiempo se viene, su cuerpo se extrémese, su respiración se torna más agitada, veo su cara exhausta pero feliz, con una mirada tierna me agradece el momento vivido.
    
    Nos recostamos a la par para una pausa y tomar aire. Volteo y quedo boca abajo, empieza a morder mis glúteos, “no me vayas a marcar yegua” le digo, “un poquito, total a tu esposa no la vez por unos días más y se te borran” me dice. Cedi a su pedido, lo hizo dos o tres veces. Comenzó a acariciar mi espalda con sus pezones, me rozaba con fuerza y disfrutaba a cada movimiento; en un lapso de tiempo comenzó masajear mi espalda con sus manos hasta que casi quedarme dormido, volvió a morder mi glúteo para que me despertase. Me dio vuelta y comenzamos a acariciarnos ...
    ... nuevamente, tomo mi pene entre sus manos y dándole amor suavemente se erecto muy rápidamente. Busco un profiláctico y pidió que le enseñe como colocarlo, nuevamente volvió a derretirme con ese pedido. Una vez en su lugar coloqué otra almohada en mi espalda para poder quedar más erguido y le pedí que cabalgue sobre mí. Sus caderas empezaron a menear y acompañé sus movimientos como pude; mis manos la tomaron de sus nalgas para seguir el ritmo. El placer aumentaba y el disfrute de ambos también, ambos comenzamos a gemir y a cansarnos, invertimos y se recostó sobre la cama, seguí penetrándola a un ritmo más vertiginoso, al colocar sus pies sobre mis hombros su goce creció, lo noté en sus gemidos, continuamos así hasta que ambos llegamos al orgasmo nuevamente.
    
    Nuestros cuerpos ardían y sudaban. No fundimos en otro abrazo como agradeciéndonos lo bien que nos hacemos cuando compartimos tiempos como estos.
    
    Nos duchamos, nos besamos, nos entregamos al amor y el momento compartido se volvía único una vez más. Ahora, era el tiempo que ponía fin a nuestro encuentro y nos avisaba que teníamos que volver nuevamente a nuestras vidas cotidianas.
    
    Descendió en el mismo lugar donde había subido a mi auto. Nos despedimos con un fuerte abrazo y un intenso beso deseándonos buen viaje de regreso y anhelando pronto encontrarnos nuevamente. 
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