El cuarto prohibido de mamá - 04
Fecha: 21/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos
... porque la arena se le aferraba al cuerpo como si tuviera pegamento. Sin embargo, esa día comenzó a cambiar al ver como su madre se cubría el cuerpo con la crema, y como se inclinaba, ya vestida con la bikini, para protegerse las piernas. Como pasaba las manos sobre sus nalgas y como ofrecía su espalda, para que Julián se encargara de desparramar el protector por ella. Mientras su mano se deslizaba por la piel de su madre, veía como el bulto en su malla casi tomaba contacto con ese anhelado trasero. Empezaba a preguntarse como se las arreglaría para que, en la playa, la multitud de turistas no notara su perversión.
Con un vestido floreado encima del bikini y unos lentes negros que la hacían lucir mucho más joven, Beatriz condujo el auto y muy pronto llegaron a destino. La gente se agolpaba bajo las sombrillas y el mar estaba repleto, a pesar de que todos afirmaban que no se trataba de una gran temporada. Los niños jugaban, los vendedores gritaban y los trabajadores de los puestos de comida y bebida acercaban las cartas a los turistas.
Habían alquilado una sombrilla en el balneario. Ambos dejaron sus cosas allí, y se turnaron para refrescarse en el mar sin dar lugar a ninguna clase de hurto. Julián fue el primero, y luego llegó el turno de su madre, que a penas de mojó hasta la altura de las rodillas. Él no le quitaba los ojos de encima, y se preguntaba si cada hombre o joven que pasaba a su lado, veía en ella el atractivo que él encontraba. Al verla llegar, con su ...
... andar poco elegante, notó que no habían más pelos sobresaliendo de esas telas rojo sangre.
—¿Te depilaste? —preguntó Julián, casi por instinto.
Beatriz apartó una reposera de las sombras y se recostó al sol, junto a Julián, en un lugar donde ninguno de los dos perdía de vista sus pertenencias.
—¿Cómo lo supiste? —pregunto Beatriz y se respondió a si misma—. Ah, si, ya lo se. Compórtate, hay mucha gente cerca.
—¿Te depilas las piernas? —preguntó, solo por curiosidad, pues nunca la había visto con vellos ahí.
—¿Qué es esa pregunta?
—Es que me da curiosidad… siempre has vestido ropa que no deja de ver los tobillos, sin embargo, nunca vi que tuvieras pelos.
—Porque no todo se trata de lo que vean los demás. Siempre me incomodaron los pelos en las piernas y las axilas, así que solo me los quito cuando comienzan a crecer —respondió Beatriz.
Ante la respuesta, Julián permaneció callado unos momentos. Miro a los alrededores, a las sombrillas cercanas y a las personas que deambulaban cerca. Nadie prestaba atención, no podía escuchar lo que ellos decían, y por lo tanto creía que ellos tampoco escucharían lo que él o su madre hablarían.
—Y cuando de depilas ahí, ¿te depilas toda?
—¡Julián! —exclamó ella, sin elevar la voz. Bajó sus lentes y lo miró fijo, sin despegar la cabeza de la reposera—. ¿Por qué tanto interés en mis pelos? ¿Te molestan o que?
—N-no.
—Y no… solo faltaría que me digas que como tengo que arreglarme ahí abajo —dijo Beatriz—. Que ...