GINA: LA HISTORIA Primera parte - Relatos Eróticos

GINA: LA HISTORIA Primera parte

... placer, que me desboqué y ya me sentaba completamente en la fabulosa verga de Joaquín, sintiéndola en lo más hondo de mi culo.

Joaquín no pudo prolongar mas el tiempo de la cogida, y tomándome de la cintura, clavó de un fuerte envite todo lo que pudo de su verga en mi gozoso culo. Esta vez grité de placer, no de dolor, pues sentí como regaba Joaquín con su rica leche mi entumido culo, ocasionando que tuviera un orgasmo fantástico. Quedamos como trapos acariciándonos y besándonos durante un largo rato, yo aun con la verga de Joaquín metida en mi colita. No quería que me la sacara, pues era una rica sensación placentera sentir esa hermosa verga incrustada en mí. A pesar de su tremenda eyaculación, casi no diminuyó de tamaño, así que pude quedarme estacada toda la noche, pero ciertas urgencias fisiológicas me obligaron a desprenderme de ese divino contacto. Con mucho cuidado y lentamente me fui separando de Joaquín, y cuando saqué su verga de mis entrañas, verdaderos ríos de esperma corrieron por mis piernas.

Por fin, llegó el sábado y yo estaba ansiosa por ir a la casa de Joaquín. La expectativa de encontrarme con él, vestida y maquillada como una mujercita, hacía que el tiempo se prolongara y no veía la hora de irme. Nos habíamos quedado de ver como a las dos de la tarde, cuando ya estuviera solo. Ya le había pedido permiso a mi Mamá para quedarme hasta tarde, y si se hacía muy noche, quedarme con él. Como mi Mami conocía a Joaquín y a su familia, no tuvo mayor objeción ...

... en permitir quedarme.

Llegó la hora ansiada y me dirigí casi corriendo a la casa de quien ya consideraba mi amante. Abrió la puerta y metiéndome, intenté besarlo pero un poco bruscamente él lo evitó. Me extrañó su actitud y le pregunté que qué pasaba; Primero vístete y arréglate y después hacemos lo que quieras, me dijo. Me llevó al cuarto de su hermana y me dejo sola diciéndome: Quiero que te vistas y maquilles como si fueras una puta, luego sales a y me buscas en mi recámara. Me arreglé según yo, al gusto de él y salí a buscarlo.

Lo encontré desnudo, acostado en su cama y con una erección que me hizo ponderar mi capacidad para recibirlo, pues aunque ya habíamos cogido, al verlo así, mas objetiva y fríamente, me dio temor al ver el descomunal tamaño de su verga. Haciendo de tripas corazón y tragando saliva, me fui acercando a la cama. Al llegar al borde, Joaquín me volteó a ver y lanzó un silbido de admiración. ¡Te ves como una verdadera mujer!, dijo; y además te arreglaste como una puta. Así me gusta. No porque me gusten las mujeres, si no para humillarlas. Me invitó a acostarme junto a él y tomándome de la cabeza me dobló hasta que tuve cerca de la cara su inmensa verga. Con una mano me retuvo la cabeza mientras que con la otra tomó su garrote y me lo paseó por la cara, sin llegar a la boca.

Esto era muy excitante para mí, y abría la boca para tratar de chupar el grueso glande del que ya escurría líquido preeyaculatorio. Esta substancia era embarrada en mi cara y ...