1. Mi nueva vida con Amanda [03]


    Fecha: 16/11/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Reina de Picas, Fuente: TodoRelatos

    ... salir.
    
    Pero Josué no podía dormir. Estaba inquieto, dolido, preocupado, trastornado.
    
    «¿Dónde estás, Amanda?» pensaba.
    
    Y ahí volvía a surgir una escena persistente que aparecía en su cabeza: se trataba de su adorable y fiel esposa acomodada a cuatro patas en la orilla de un colchón. Detrás de ella surgía Milton sujetándola del culón y taladrándola violentamente.
    
    «Dale…. Daleeee…. Daleeeeee asíiiii Milton asíiiiiii»
    
    «Vamos, puta, grita, gime, que te escuche el cornudo de tu marido donde quiera que esté»
    
    Y su esposa le hacía caso a su amante. Gritaba más fuerte, y se sacudía más encima de la cama.
    
    «¡Ay cabrón! ¡Qué bien que me la metes! ¡Qué bien que mueves la verga dentro de mi coño hambriento!»
    
    «Brama, puta, brama como perra, que te escuchen los vecinos. Que sepan que está taladrando el coño un macho de verdad.»
    
    Y Amanda pegaba de gritos, lanzando obscenidades que nunca habían salido de su boca. Berreaba como una cerda en celo que estaba hambreada de verga. Maldecía al cielo mordiéndose los labios. Aullaba como perra, tal y como su macho se lo ordenaba. Amanda era obediente, sumisa y zorrona.
    
    Josué la imaginaba sudorosa, con el rímel corrido, los labios deshechos, el coño escocido. Las nalgas sacudiéndose sobre las piernas de su amante. Sus tetazas bamboleándose para todos lados. Sus cabellos rojos mojados producto del sudor de la cogida. Josué martillándola duro. Y Amanda soltando de alaridos, comportándose como una cualquiera, tal y como nunca ...
    ... se comportó en la cama con él.
    
    «¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!» Gritó Josué en determinado momento, cuando ya no podía parar de atormentarse imaginando cosas que era probable que no fueran ciertas salvo en su cabeza. Salvo en su puta y estúpida cabeza.
    
    —No. Amanda nunca me haría esto. Me debo de tranquilizar.
    
    Josué estaba harto de tanto especular. Ya no podía con la angustia. Se estaba comiendo la uñas. Sudaba frío. Estaba muy inquieto y alarmado. La oscuridad de su cuarto lo ahogaba mucho más. El televisor no lo entretenía. Por eso no le quedó más remedio que armarse de valor, tomar el teléfono del buró, ver que ya eran las 2:20 de la madrugada y decidirse por llamar a su mujer.
    
    Josué creyó que Amanda no tenía por qué enfadarse con él por eso. No la estaba controlando, sólo quería saber cómo estaba ella, ¿qué de mal había con eso? Amanda no podía culparlo de ser un puto controlador. Guiados por la lógica, ya era tarde.
    
    Si su mujer era consciente de eso no podía extrañarse de que su marido se mostrara tan preocupado por ella, que no había tenido ni la decencia y educación de informarle si estaba bien.
    
    Josué era lo único que necesitaba saber, que su esposa estaba en perfectas condiciones. Había salido de noche con amigas, pero jamás con hombres, era la primera vez que lo hacía. Él se conformaría, de momento, con escuchar su voz y saber que todo estaba en orden. Aunque también le ayudaría saber en dónde se encontraba en ese momento.
    
    ¿Seguirían en ese nuevo restaurante ...
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