1. Fantasías de una mujer madura/ cap. 9


    Fecha: 31/10/2024, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... soy maestro…”
    
    —Te preguntaba, Roxana, si crees que sea conveniente dejar aquí el coche y volver a casa en taxi.
    
    “Les advierto que soy diestro y también soy un cabrón”
    
    —No, no, Jesús, ¿cómo se te ocurre? Habla con la seguranza y…, por favor, Gael, deja de estar de impertinente —se carcajea Roxana, y yo aprieto los dientes—… te decía, Jesús… que llames a la seguranza y esperes a que vayan por el coche… ¡oh, Gael, no, no!
    
    —¡Roxana, ¿qué pasa?!
    
    —Nada —se sigue carcajeando, y la escucho agitada—… tu sobrino, que parece un niño juguetón… pero te decía, cariño, que llames a la…
    
    —Sí, sí, a la seguranza, pero de aquí a que llega, se pasará el tiempo y llegaré tarde a la cena.
    
    —No te pre… Gael, por favor, déjame en paz —más risas—… no te preocupes, Jesús… aquí te esperamos… ¡joder, condenado muchacho!
    
    Mientras estos tontos juegan a no sé qué, yo corto la llamada y busco los papeles de la póliza para llamar a la seguranza… Y mientras lo hago, pienso en Gael, pienso en Roxana y en lo mucho que ha cambiado ella desde que su sobrino llegó a esta casa… hace casi dos meses atrás.
    
    Casa Matrimonial 8:15 PM
    
    —¡Como no te guardes esos huevos peludos que tienes, sobrinito del demonio, te los voy apretar hasta que revienten! —rio a carcajadas cuando Gael volvió a sacarse los enormes y pesados testículos por un hueco de su bóxer, y los sacudió con vanidad.
    
    Se había vuelto muy exhibicionista últimamente, y yo una tía muy consentidora. Pobrecillo. Tenía tanto qué ...
    ... aprender de él. Desde que me enseñó a que tenía que modernizarme, a ser menos amargada y un poco más “abierta”, mi vida ha estado cambiando para bien. Y pensar que yo había estado a punto de echarlo de mi casa por las argucias del idiota de mi marido.
    
    —¡No creo que quieras un coctel de leche, tía Roxi! —guardándose los testículos de nuevo.
    
    —¿Qué dices, pervertido del demonio? —le pregunto mientras aplano el mantel dorado que puse debajo del pastel de chocolate blanco de mi esposo.
    
    —Que si rompes mis huevos, lo que saldrá de adentro es una cantidad de litros de leche que seguro le haces otro pastel al cuerno de tu marido.
    
    Lo que en otras circunstancias me habría producido indignación, ahora me causaba gracia y hasta admiración por su facilidad de palabra.
    
    —¡Cállate, grosero, no me trates así a mi marido! —digo riendo, acomodando ahora la vajilla en el comedor.
    
    —¿Se tardará? —me pregunta mientras pone las copas altas que le pedí.
    
    Me echo a reír ante su cinismo.
    
    —Dime tú, ¿se tardará? La idea fue tuya, ¿no, cabrón?
    
    Gael rompe en carcajadas, pues hasta hace un par de meses atrás, ni siquiera había salido de mi boca la palabra “cabrón” como método de insulto. Cuánto he cambiado por él.
    
    —Me temo que sí… tía, lo suficiente para hacerle su segundo pastel, con doble ración de leche.
    
    —¡Eres malo… malo… un niño muy malo!
    
    —Más mala eres tú, tía Roxi… que le sacaste los papeles de la seguranza para que se tardara más.
    
    Gael, que ha estado siguiéndome ...
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