Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... recorrió su cuerpo provocando que se detuviera.

“¡No puede ser!” se dijo Daniela, abriendo sus ojos en par y queriendo dar media vuelta para largarse lo más rápido posible de ahí.

Los dos hombres estaban sentados y el Senador, el mayor, se desajustaba el nudo de corbata. El Diputado era más joven, quizás de la edad de Daniela y por su rostro parecía ser que era la primera vez que estaba en ese lugar. El mayor era un hombre grandote, cercano al 1,90, con una melena parecida a la de un león, pero con una barba cuidada y ojos grandes de color pardo. Sus manos eran peludas y al abrirse el primer botón de la camisa se dejó ver que en el pecho también tenía una contundente mata de pelo negro.

“Sigue igual de peludo” se dijo Daniela, quien comenzó a darse media vuelta.

Senador: ¡Hola!-Le dio un vistazo al cuerpo de la recién llegada y luego la miró directamente a los ojos, provocando un nuevo pinchazo en el corazón de Daniela.

Daniela Undurraga conocía perfectamente al Senador Matte, representante de la Región Metropolitana. Era el jefe de quien fuera su marido. El hombre se pasaba casi fin de semana por medio en la que era su casa para, supuestamente, trabajar con su marido en los temas senatoriales... pero ella sabía bien que toda la carga laboral se la llevaba su marido. Él era su principal asesor en el parlamento, un brillante abogado militante del partido de extrema derecha al que ambos pertenecían. No solo recibía el sueldo que le permitía la ley, además ...

... recibía otro sueldo desde la misma empresa del senador. Una vez le discutió a su marido la enorme carga laboral que decidía cargar mientras que hombres como el Senador Matte solo le sonreían a la cámara y, al parecer, se la pasaban en clubes nocturnos como en el que estaba ahora. Se ganó una de las tantas cachetadas que su marido le dio en los años que estuvieron juntos.

“De día predica con la biblia en la mano y de noche... de noche...” Daniela no pudo terminar la frase en su mente porque el estruendo de la música electrónica la desconcentró.

Desde el inicio de su matrimonio la profesora Daniela Undurraga nunca tomó en cuenta las miradas a su enorme culo. Ni en los centros comerciales que frecuentaba o en las casas de sus amigas para entrenarlas, donde ahora podía imaginarse a esos maridos buscando alguna excusa para pasearse por ahí; pero cuando ese hombre pisó por primera vez la elegante casa que compartía con su marido notó como le comía su enorme culo con la mirada. Incluso, una vez, sintió que se lo rozaba. Fue en una fiesta luego de su victoria senatorial. Mientras ella iba a buscar vasos y cubiertos, en la cocina, el hombre se pasó de listo. Por un momento no le dio mayor importancia, pero con el paso de los días le quedó claro que se lo había rozado con intención... aunque todo quedó ahí.

Bastante agua bajo el puente había pasado desde ese momento y salvo que le comiera el culo con la mirada cada vez que se encontraba, nunca nada más había ocurrido. En su tiempo ...