Miranda (Parte 1)
Fecha: 19/07/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM,
Hetero
Autor: Sin nombre ni apellidos, Fuente: SexoSinTabues30
Esto sucedió en un pueblo muy caluroso del sur de México, donde viven no más de 2 mil personas. Ocurrió en el año 2021. Yo no soy originario de allí, pero vivo en este lugar desde finales de 2019, donde trabajo como maestro de educación física de la secundaria. Tengo de 31 años y me llamo Eduardo.
Rento un cuarto sencillo en la casa de una muy amable viejita: Doña Rita. Tiene unos 72 años de edad. Y vive con su nieta desde hace 3 años, cuando los papás de esta migraron ilegalmente a Estados Unidos buscando una mejor vida. La nieta se llama Miranda. Es una niña de 10 años.
Desde que me recibieron en su casa procuro no solo pagar la renta puntualmente, sino también colaborar con algunas reparaciones y aprovechar cualquier oportunidad para mostrar mi gratitud. Por ejemplo, desescombré su patio y sembré algunas plantas, pinté la fachada de su casa y a veces cocino. Al cuarto que rento -que está en la azotea justo encima de la habitación de Miranda- le he hecho varias mejores para hacerlo más conectado, más cómodo y más privado.
Hace cosa de 4 meses Miranda, la nieta de mi casera, cumplió 10 años de edad. Al parecer ella esperaba con ansia la llamada de sus padres y tal vez algún regalo de parte de ellos que la sorprendiera. Era un lindo viernes. La abuela había preparado un sencillo pero delicioso platillo. El preferido de Miranda. Y yo estaba invitado a comer con ellas.
La llamada nunca llegó. Mucho menos un regalo. Miranda estaba visiblemente decepcionada. Su ...
... rostro -que es muy lindo- se entristeció y provocó mi compasión enseguida ¿A quién le gusta ver a una niña afligida? Sin ninguna malicia de por medio, salí a comprar maíz para hacer palomitas, las preparé y la invité a elegir una película en Netflix, si su abuela se lo permitía. Obtuvo el permiso de Doña Rita, subimos a mi cuarto y le ayudé a elegir una película. Eligió un drama romántico de vampiros.
Yo violví a la planta baja a conversar con Doña Rita. Me compartió que los padres de Miranda -contrario a lo que yo creía- no han mandado un centavo desde que se fueron. El dinero que recibe del gobierno y lo que yo le doy de renta, es en primer lugar para pagar intereses a las deudas que dejó su hija y su marido antes de irse. Apenas les queda para procurar su salud, para comer adecuadamente y para costear los gastos de Miranda.
Nuevamente se me apachurró el corazón y quise hacer algo. Le propuse a Doña Rita llevarla al sía siguiente -sábado- a la ciudad más cercana que está a unos 45 minutos del pueblo. Le dije que le quería ayudar comprándole una buena despensa y algo que le hiciera falta a Miranda. Ella puso una mirada de gratitud y se negó, pero aceptó enseguida. Cuando Miranda bajó una vez que terminó la película, su abuela le dio la noticia y me dio el crédito: «Mañana el maestro Eduardo nos va a llevar a la ciudad» dijo. Miranda se puso feliz.
Llegó el día siguiente, bajé listo para salir. Cuando entré a la sala de Doña Rita me topé con 2 sorpresas. La primera, era ...