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Madura y divorciada, orgullosa de mí misma
Fecha: 02/07/2024, Categorías: Confesiones Autor: AnneM, Fuente: CuentoRelatos
... dentro un grupo de latinos charlaban entre ellos bebiendo, aunque siempre me despisto con la edad de esta gente no parecían muy mayores. Mayoritariamente eran bolivianos, aunque también había algún ecuatoriano. Ellas vestían tan provocativamente que en principio no llegué a tener claro si ejercían la prostitución o simplemente era esa su manera de vestir habitual. A Ana y Luis los conocían sobradamente y en los primeros minutos me presentaron a tanta gente que olvidé sus nombres a medida que me los decían. Éramos un grupo de unas quince o veinte personas, los hombres tremendamente jóvenes y me cercioré de mi primera impresión cuando observé en dos ocasiones a dos parejas que tras hablar brevemente entre ellos se retiraban a otro lugar de la casa. Alguien comenzó a bailar o mejor dicho a contonearse alrededor de Ana y quitándose el abrigo bailó con él mientras Luis la observaba morbosamente. Nadie se sorprendió de su semidesnudez y apenas tres minutos después me encontraba viéndola bailar desde una esquina de la habitación ataviada con mi body rojo y un joven detrás mío pasando uno de sus brazos por mi cintura apretándome contra él y haciéndome sentir como estaba de dura su verga pegada a mis nalgas... deslizó su mano entre mis piernas y sentí como apartaba ligeramente la tela de mi tanga y jugueteaba con sus dedos entre los labios de mi coño mientras pasaba la lengua por mi cuello. Me encontraba a gusto pero desconcertada. Todavía no sabia si era un lugar donde se ...
... reunían para tener sexo, una especie de club de intercambio de parejas o si no era mas que un sitio donde se ejercía la prostitución. Lo que si me sorprendía era que la gran mayoría de los hombres eran chicos muy jóvenes. Se había sacado la polla y la metió entre mis piernas casi juntas.... se movía como si en realidad me estuviera follando y básicamente se estaba haciendo una paja frotando su polla entre mis piernas, sentí su aliento en mi cuello al tiempo que su caliente y pegajoso esperma se resbalaba entre mis muslos. Vi a Luis hablando con una de las mujeres y segundos después me hizo una señal con la mano para que me acercara a ellos, salimos de la casa y a través de un patio trasero entramos en otra casa parecida a ésta, pero se veía que estaba preparada para encuentros de sexo. Ana venía tras de nosotros acompañada de un joven que con toda seguridad no tenía veinte años. Entramos en una habitación que ocupaba toda la planta baja de la casa y en la que había dos amplias camas bastante alejadas una de la otra y en uno de los rincones de la habitación colgado de unas cadenas un columpio con el asiento en piel o skay y dos reposapiés del mismo material. Había visto este tipo de columpio en un par de películas porno a las que me había aficionado en el último año y comencé a entender que previo a algún tipo de compensación era un lugar donde se facilitaban encuentros ya que en una de las camas había una mujer probablemente mayor que yo con un par de jóvenes también ...