El mejor amigo Parte 3 - Relatos Eróticos

El mejor amigo Parte 3

... entrenar, era un cuerpo fornido, grueso pero musculado.

Mediría 1,60 de estatura, seguía llevando el cabello oscuro bastante corto, sus rasgos eran proporcionados, sin ser una belleza ni mucho menos.

Yo por dentro vivía una gran inquietud, no entendía que coño estaba haciendo Nacho allí pero no era solo para darle a Erika la alegría de ver a su amiga o para fastidiarnos con los gritos de Johana follándosela a lo bestia.

Nos subimos al coche y fuimos al punto de partida para la escalada.

Erika y Johana eran dos cabras montesas y Nacho y yo las seguíamos con esfuerzo.

Los pantalones de senderismo de mi esposa eran térmicos y de color rosa, ajustados a sus piernas larguísimas y flexibles, su culazo embutido en ellos era seguido por los ojos de Nacho con desesperación, la veía desplazarse con agilidad y gracia con Johana quien a su lado parecía prácticamente enana

Subimos por Risco de los claveles hasta Peñalara la cima de 2.400 metros y luego bajamos a la laguna de los pájaros, el sitio es de una belleza que llena el corazón y Erika parecía feliz como hacía tiempo no la veía.

Ella tenía dentro suyo ese sentimiento de la naturaleza en estado puro y lo necesitaba como el aire para respirar.

Erika en el fondo era así, en parte como esa laguna nívea y calcárea que mirábamos arrobados.

Descendimos extasiados con el paisaje. No quiero extenderme aquí sobre esto pero entre el cansancio físico y mental, acabé tan extenuado que solo quería almorzar y dormir ...

... algo.

Ya en el almuerzo noté que Erika y Johana seguían en un estado de euforia que parecía ir en aumento, potenciado en ellas por el ejercicio físico al aire libre.

Había algo de amazonas y vikingas en su forma de moverse por la montaña y ahora al gesticular en la mesa.

Así y todo fuimos a nuestra habitación y yo al menos me dormí.

Hasta que los gemidos de Johana y las embestidas de Nacho me despertaron, era más de lo mismo, pero además noté un movimiento contenido y agitado dentro de nuestra propia cama.

Fingí dormir en esa penumbra y la vi.

Erika se estaba masturbando, reconcentrada, con los ojos cerrados, el cabello rojo oscuro le caía un poco sobre parte de los párpados, sus dientes blancos y fuertes se dejaban entrever por entre los labios carnosos y llenos, las pecas en los pómulos y la fina nariz.

Nunca la había visto masturbarse, aislada en su propio mundo, como si yo no estuviese a su lado.

Los gritos de su amiga continuaban, siendo empotrada por Nacho, observé el brazo de Erika moverse atrás y adelante, escarbándose en su coño pelirrojo, estaba desnuda bajo las sábanas, las montañas de sus senos, libres, se adivinaban hasta que la sábana fue corriéndose y bajando y un pecho blanco y turgente asomó.

Johana comenzó a correrse con alaridos estridentes en la habitación contigua y Erika aceleró el movimiento de su mano para acabar explotando en un orgasmo contenido, mordiéndose los labios y retorciéndose en silencio

Yo mismo tenía una erección ...