1. Decías no pero, empujando, hacías que fuera sí


    Fecha: 27/03/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... agraciado, ordinariamente vestido, modales toscos y sin estudios”.
    
    Después de esa presentación poco común salimos a bailar; yo manteniendo una cierta reserva, pues hacerse ilusiones sin base es tan fácil como funesto, y estaba decidido a no caer en esa trampa tan común. Sin embargo lo que se inició como un encuentro para satisfacer la curiosidad de conocer un espécimen raro, devino en noviazgo.
    
    La relación tenía sus bemoles ya que la extracción social de ambos era notoriamente diversa y tanto ella con mi entorno, cuanto yo con el de ella, nos sentíamos como sapo de otro pozo. Habiendo buenas intenciones por ambas partes acordamos hacer avances lentos para tratar de ampliar el núcleo de amistades. Así fue como yo empecé a asistir a reuniones con sus viejas amistades y algo avanzamos con los naturales escollos pues en todas partes hay de todo.
    
    Durante la semana nos veíamos algunas noches, ya que su trabajo de secretaria en una importante empresa y mi actividad laboral ocupaban buena parte de nuestro tiempo, y así, aunque no fuera con la frecuencia deseable, pasábamos muy lindos momentos donde la pasión estaba presente pero no tenía el papel protagónico, haciendo que el antes y el después también fueran disfrutados.
    
    Dos meses después de iniciado el noviazgo me hizo saber que el electricista de la empresa se jubilaba y quizá me convendría presentar mi currículo; así lo hice, unos días después me llamaron para entrevista y una semana más tarde me comunicaron que el ...
    ... puesto era mío, empezando la tarea en seguida para orientarme junto al que dejaba el cargo.
    
    En cuanto a las reuniones, estas eran más frecuentes con el grupo de ella que con el mío, y la razón era que yo había logrado una mejor adaptación, lo que redundaba en favorecer el ambiente propicio para pasar un buen rato. Como suele suceder hay quienes son la personificación del conocido dicho “el mejor negocio es comprar a un hombre por lo que vale y venderlo por lo que cree que vale”.
    
    Eso hacía que yo, el electricista, fuera frecuente blanco de bromas que, generalmente, me permitían poner en ridículo al gracioso pues en esos ambientes la mayoría puede vivir muy bien sin esfuerzo alguno y, cuando lo importante es pasarla bien, la preparación en cualquier campo es escasa. Lo que no puede fallar es la apariencia y estos eran maestros aparentadores.
    
    En una de esas juntadas el dueño de casa era más o menos de mi edad, pero me sacaba una cabeza y el ancho de hombros superaba al mío, como mínimo veinte centímetros. Su envergadura y la abultada billetera que portaba lo habían trasformado en el amo del grupo, y así se conducía con todos incluida Sonia teniendo a veces familiaridades que no eran de mi agrado, cosa que mi novia sabía. Seguramente ella se lo contaría pues la relación, de por sí ríspida al no estar entre sus seguidores, se había enrarecido algo más, y eclosionó en esa oportunidad.
    
    - “Vos sos el electricista que sale con Sonia?”
    
    - “El mismo”.
    
    - “Me parece que es ...
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