1. Un viernes cualquiera en el cine


    Fecha: 23/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que habían dos sobrecitos de condón y me dijo: - Toma uno y póntelo para que no te ensucies Mientras me lo colocaba el hacía lo propio y al terminar tomo uno de los tubos en su otra mano y lo destapó saliendo un tipo de crema, la que esparció generosamente sobre el condón que ya esta colocado. Yo sin esperar ni un minuto más giré y quedé de espaldas a él, inclinándome un poco para que mi ano quedara más cerca de su sexo y en una posición que se me ocurrió era mas propicia para por fin ser penetrado. En aquel instante sentí que el introducía su dedo bien lubricado por mi ansiosa cavidad y jugaba un poco dentro de mi, seguramente tratando de dilatar mi hasta entonces virgen huequito. Su otra mano subía por encima de mi camisa con dirección hacia mi cuello y se notaba que en ella había algo redondo como una pequeña linterna, supuse que era el otro tubo que había visto en su mano y no le presté mayor atención. Entonces empezó a besarme y morderme el cuello y el lóbulo de mi oreja, ora suavemente, ora salvajemente y en momentos con mucha fuerza, lo que me hacía gemir de dolor y de placer. Ya no podía resistir mas por lo que bajé mi mano y retire la suya de mi parte posterior, tomando luego su pene y colocando su cabeza contra mi orificio; en una invitación franca y total de que me penetrara. Presionó y me pareció que no iba a ser un muy fácil que lo pudiera introducir por cuanto yo a pesar del tremendo deseo que tenia sentía como que mi ano se había fruncido. No se si el pensó ...
    ... lo mismo pero lo cierto es que en ese momento sentí que su mano con el tubo llegaba a mi cuello y el empezaba como a sobarme el cuello con el tubito, hasta que después de un breve momento colocaba el tubo en forma perpendicular contra mi cuello y en ese momento sentí una descarga eléctrica que me dejó completamente suelto. Lo siguiente que me di cuenta es que es queso sexo estaba totalmente dentro de mi. Algunas veces había escuchado del dolor que sienten los hombres al ser penetrados por primera vez, la verdad es que no se si por mi edad o que yo únicamente sentía un inenarrable y maravilloso placer. No se si fue un segundo o una hora o una vida el caso es que nunca podré olvidar el haber aprendido lo que verdaderamente es la lujuria. Nos fuimos casi juntos y al terminar, el sin decir palabra se limpió con un pañuelo que sacó del bolsillo de su saco que colgaba de un gancho que había tras la puerta. Se puso su pantalón y agarro su saco, sacó una tarjeta de algún bolsillo y la colocó en el bolsillo de mi camisa. Casi por compromiso nos besamos y el se marchó. Me quedé un momento sentado en el inodoro pensando lo que había hecho, la vergüenza de de haber cometido la falta más grave que uno podía imaginar. ¡Que remordimiento! No sabía que hacer y en eso recordé la tarjeta que había dejado en mi bolsillo de la camisa. La saqué y decía: "Esto ha sido una muestra gratis" "Si quieres volverme a ver mi teléfono es el Nº xxxx y mi nombre es nnnnn. Estaré en esta ciudad 8 días más. ...