Mi madre mi primer amor y la primera mujer poseida por mí. Segunda parte
Fecha: 22/02/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... mi madre parecía no sentirlo mucho. Cariño, me dijo, por la economía no debes preocuparte, tu padre me dijo que lo iban a ascender a Capitán y que pactaría ante el Juez pasarnos una generosa cantidad todos los meses, con eso y con la renta que nos reporta el alquiler de los cuatro pisos que me dejaron tus abuelos no habrá problemas para que vayas a la Universidad a estudiar Medicina como siempre has querido. Y ahora vamos a hacer la cura. Me la hizo y pasaron los días. Habían ya transcurrido catorce días desde la primera cura y la cosa iba muy bien, así que deje de tomar la pastilla para evitar la erección. Por la mañana después de la cura dijimos esta noche será la última. Llego la noche y antes de ir a dormir fuimos al baño para hacer la última cura. Yo fui primero y estaba como siempre esperando a mi madre sentado ya en el bidé. Entró mi madre vistiendo sólo el cortito camisón, lo cual me extraño, pues desde el día de mi dolorosa erección me había hecho las curas vistiendo recatadamente para evitar estímulos que desencadenaran mi erección, así que tocarme ella mi polla para lavarla y tener yo una erección fue todo uno. Ya no te duele, ¿verdad? hijo. Ya no mamá. Su cara al igual que la mía reflejaba satisfacción, sin duda para los dos aquella erección ya sin dolor era un motivo para estar contentos. Me la secó y yo le dije mamá ahora me echas los polvos, pero ella contestó no, hoy el polvo me lo va echar tú a mí, hijo. Hace cuarenta días que hicimos el amor, te acuerdas ...
... cariño. Hoy volveremos a hacer el amor como amantes que se entregan el uno al otro con amor, pero también follaremos como macho y hembra que se aparean con lujuria. Mamá le dije, esto no lo harás por despecho hacia papá. Hijo, esto lo hago porque tengo ganas de follar con el hombre que hace cuarenta días me hizo el amor como nadie y ese hombre eres tú hijo, el único hombre que amo en mi vida. Yo sentado aún el bidé tenía mis escasos once cm. de cipote totalmente erectos y apuntado al techo, paralelos a mi abdomen, cuando mi madre de dirigió a mí, abrió sus piernas dejando cada una de ellas a uno de los lados del bidé y quedando su cara por encima de la mía fue bajando su voluptuoso cuerpo rozándolo con el mío hasta que la rajita de su chochín llego a tocar la punta de mi polla, que tomó en su mano para embocarlo justo en la rajita asegurando así que cuando yo empujase la penetración sería un éxito. Entonces me dijo soy toda tuya. Entonces la penetré sintiendo una placer inmenso que fue aún mayor al oír exclamar a mi madre un grito de placer. Me levanté y al hacerlo también levanté a mi madre pues los dos formábamos un solo cuerpo unido por nuestros sexos. Con mis manos la agarré bien por el culo, y ella se abrazó a mi por mi cuello y sus piernas se cruzaban por detrás a la altura de mi culo. En esa posición comencé andar en dirección a mi cuarto, pero en el pasillo me detuve, apoyé su espalda en la pared y nos dimos un apasionado beso entre susurros y gemidos de placer. Luego ...