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Mi madre mi primer amor y la primera mujer poseida por mí. Segunda parte
Fecha: 22/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... desmalle, recuerdo que me sacó un licor de cerezas para reanimarme . Nos dio unos polvos que tenían función cicatrizante y desinfectante para que me los pusiese dos veces al día, una por la noche antes de acostarme y otra por la mañana al levantarme. Primero debía descapullar el glande hasta abajo, lavar con agua bien la zona, luego secar bien con gasas y luego rociarla con aquellos polvos blancos. Debía hacerlo durante quince días. Dijo que los primeros días al descapullar tendría dolor pero que con los días el dolor iría disminuyendo hasta llegar a desaparecer. También nos dio unas pastillas que dijo eran para evitar la erección pues esta podía ser muy dolorosa durante el tiempo que tardase en cicatrizar bien. Una cada doce horas. Así que allí mismo me tomé la primera. Aquella misma noche mi padre me hizo la cura. Al bajarme el glande y descapullar tuve un gran dolor, pero a la vez estaba contento de ver que podía descapullar el glande completamente. Mi padre me dijo que me fijase bien como hacía la cura, pues mañana el ya no estaría y me la tendría que hacer yo. Yo le dije igual que ahora me lo haces tú, mañana cuando no estés tú me lo podría hacer mamá. Me dio un bofetón. ¿cómo se te ocurre decir eso? No tienes ya edad para que tu madre te vea desnudo. Yo, lleno de coraje estuve a punto de decirle lo que habíamos hecho yo y mamá, pero afortunadamente no se lo dije. Me limité a decirle que aunque tenía quince años mi pene en flacidez era como el de un niño de cinco y que ...
... a esa edad sí que me lo había visto mamá. Mi padre aunque se iba a divorciar de mi madre creía tener todos los derechos sexuales sobre ella y el hecho de que ella tocase el pene de otro hombre aunque fuese haciéndole una cura a su hijo parece que le había herido en su hombría de marido posesivo y celoso, y me contestó con clara intención de herirme, no te da vergüenza que tu madre vea que aunque tienes quince años tienes la polla de un niño pequeño. Pese a decirme eso para humillarme seguro que él recordaría también que el médico nos había dicho que con el tamaño que tenía mi pene en erección era más que suficiente para dar placer a una hembra, y por eso me atreví a contestar a mi padre y le recordé que el médico nos había dicho que yo podía follar perfectamente; y que además una madre no se avergüenza nunca de los defectos físicos de un hijo. Me cayó otro bofetón. De todas formas yo tenía decidido pedirle a mi madre que me hiciese las curas y sólo tenía la duda de tomarme o no esa noche la pastilla para evitar la erección, pues si la tomaba al día siguiente no tendría yo una erección cuando mi madre me tocase la polla y yo deseaba mucho esa erección delante de ella con el glande descapullado hasta abajo para que ella pudiese ver que ya podía follar con normalidad. No pensaba yo en el dolor que me produciría una erección en las condiciones en que estaba, solamente pensaba en demostrar a mi madre que ya podía hacer el amor, que ya podía follar. Me hizo la cura y me recordó que ...