Su nombre no era el de todas las mujeres
Fecha: 21/02/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... capaz de enfocar la vista, temblorosa, lanzó la pregunta que tantas veces había oído a lo largo de las últimas semanas: "¿estás bien?". Afirmé con la cabeza, pero debí parecer poco convincente porque acto seguido añadió: "¿qué te ha pasado?". Lo único que conseguía ver en ese momento era una sobra grotesca que tendía una mano hacia mí, una mano que, ingenua iba a coger. Como os he dicho, este relato trata sobre mi primera experiencia lésbica y sexual. Os mentí, o al menos eso hago conmigo. Semanas antes había perdido mi virginidad con un hombre que apenas conocía después de haber sido drogada y llevada a una casa ajena. De la noche me vienen flashbacks de vez en cuando. Por las noches sueño con ello. Por el día rememoro lo que ocurrió. ¿Dónde queda el límite entre sueño y realidad? La realidad que conozco de esa noche se repite todos los días en mis pesadillas. Eso fue lo que le conté. Eso era lo que más temía decirle: que había sido violada y lo había recordado cuando me tocó bajo la ropa. -Después de saber esto supongo que querrás que me vaya -dije yo-, debes verme como una especie de monstruo. -Para nada -añadió comprensiva, y me dio un torpe abrazo que agradecí más que nada en el mundo- eso no cambia nada. Esta noche estamos solo tú y yo. Tú no me has forzado a hacer nada que no quiera y yo tampoco lo voy a hacer. Eres libre de dormir, pero te abrazaré si me lo pides. Lo que me has contado no es algo fácil de contar, yo también tengo cosas muy oscuras en el pasado, de ...
... hecho he llegado a perder las ganas de todo en esta vida. Pero hay que seguir, porque al igual que has caído te estás levantando. No dejes que quien te ha aguado lo haga otra vez. Quiérete por favor, quiérete y déjame cuidarte hoy. No te voy a hacer daño, lo prometo. No cabía en mí de gozo. Tenía mis dudas, mis fantasmas, mis vergüenzas a flor de piel y esa mujer desconocida las estaba aceptando. Y lo hacía mientras me miraba de arriba a abajo y se mordía el labio. Y pasaba su mano por sus muslos sinuosamente. Y se preocupaba por mí. Y parecía tan sincera, y todo en ella era tan sexual, y su pose fumando era tan sexy... me había quedado embobada mirándola. Mi pose de chula desgarbada fumando no era nada comparado con la autenticidad de esa mujer. Ante mi silencio, siguió hablando: -No he pasado por eso, pero creo que eres sincera y no llevo a todo el mundo a mi cama -prosiguió-.Si aún te excito, si aún tienes fuerzas, si aún me deseas, bésame hasta que se acaba la noche y no dejes de hacerlo, porque es lo primero que quise cuando te ví bailando en la discoteca y lo primero que pensaré cuando me levante mañana contigo a mi lado. Me gustas mucho y reconozco cuándo una persona me mira con el deseo. No te contengas si es lo que verdaderamente quieres. Eso fue suficiente para mí. Como una bestia me arrojé sobre ella y la elevé unos centímetros, dejándola contra la pared con los brazos sobre la cabeza. Le dije que no quería que me tocase, al menos no en ese momento. Ella accedió. ...