Bajo el cielo de Siberia (2)
Fecha: 19/02/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... sitio, poca cosa, en todo caso… Espero, de todos modos, que te gusten Y dicho y hecho; cuando Nadia bajó, instantes más tarde, al refectorio de la posada, la moza vestís un elegantísimo traje, mitad de calle, mitad de amazona, preludiando la cabalgada que, indudablemente, daría de sí la mañana, y a fe que no se equivocó ni un milímetro en lo que, tan pronto acabaron de desayunar, la esperaba, comenzando por la caza y captura de un galeno, que, como poco, mereciera tal nombre en su profesionalidad. Y a fe que lo encontraron; se lo recomendó el posadero y resultó que era, justo, lo que el amo Alyosha, en particular, buscaba. El médico reconoció concienzudamente, a la joven Nadia y determinó que el embarazo de la joven, mejor no podía ir; quedó en volver a recocerla semanalmente y que la asistiría, junto a una matrona, que no simple partera, en el momento crítico del parto, que, por otra parte, y dado lo bien que llevaba el embarazo, nada extraordinario, fuera de lo común, debía esperarse. Luego tocó el turno a la búsqueda de un modista de confianza, que le hiciera todo un guardarropa a la joven criada; pero un guardarropa de altura, como para un señorita de auténtico prestigio palaciego en el mismísimo San Petersburgo, capital imperial de todas las Rusias bajo el Zar Nicolás IIº; decenas y decenas de vestidos que a Nadia la tenían abrumada Amo, te estás gastando demasiado dinero en mí, que no me merezco nada… Deja de comprarme más cosas, por favor; me abrumas, amo, me abrumas ...
... con tantas atenciones… ¡Cómo, cómo podré yo pagarte todo esto!... Nunca, nunca podré saldar esta deuda contigo… ¡Nunca, amo, nunca! En eso, en devolverme lo que dices “favores” míos, es en lo único que nunca debes pensar… ¡Te lo prohíbo!... Dices que soy tu amo, pues tu amo te ordena que ni lo pienses… Ni hoy, ni nunca… ¿Entendido? Verás, mi pequeña Nadia; cuando te encontré en el camino, abandonada de todos, hasta de tus padres, te hice mi hermana, una Boronsova, y eso es así, lo quieras o no lo quieras: Eres mi hermana Nadia, mi hermana Nadezhda, y como tal, debo tenerte, debo cuidarte… Gracias, amo; gracias; muchas gracias… Es lo único que puedo decirte… Y, otra cosa también te digo: Que soy tuya; absolutamente tuya… Te pertenezco, amo; en cuero y alma… Porque yo así lo quiero, deseo que sea así… Y por siempre jamás… ¡Calla, loca, calla. No sabes lo que dices, mi niña…No; no lo sabes… Y no quiero que vuelvas a hablarme así… Ni una palabra más a ese respecto… ¿Entendido?... ¿Comprendido?... Sí, amo: Entendido, comprendido… El día acabó sin más cosas dignas de mencionarse, salvo que parearon, como buenos amigos, tomaos a veces de las manos, a veces no, para finalmente regresar a la posada a cenar allí los dos y, finalmente, retirarse Nadia al cuarto a descansar, a dormir, siempre acompañada del amo Alyosha, para siempre hacer lo mismo: Abrirle la cama y despedirse de ella, besándola y persignándola en la frente Alyosha, esta vez, estuvo varios días sin aparecer por el pueblo, ...