Con el amigo de mi novio en la sala de cine
Fecha: 17/02/2018,
Categorías:
Infidelidad
Anal
Autor: Hermvinto, Fuente: CuentoRelatos
... eran enormes en comparación a los de José Manuel, las deje lubricadas con saliva y entonces subí a su duro tronco, me pareció una eternidad desde que mi lengua recorría la raíz hasta llegar a la cabeza de su pene. Era muy largo y lo metí en mi boca poco a poco, y él lo metió todo de golpe con una poderosa embestida. Sentí un agudo dolor en la garganta seguido de ganas de vomitar, en mi última arcada sacó su pene y me dejó agarrar aire. No había terminado de recuperarme cuando comenzó a masturbarse con sus dos manos, lo veía palpitar, estaba a punto de eyacular. Me abalancé sobre sus huevos, se los torcí y formé un anillo con mis dedos en la parte baja de su pene, detuve su eyaculación a tiempo, no quería que se acabara tan pronto. Caleb me besó una vez más, estaba muy excitada y solté lo primero que se me pasó por la cabeza. — ¿Te excita besarme después de lamer tu polla? Me abrió la boca a la fuerza y escupió dentro. — ¿Cuánto de eso te salió del hoyo? Me quedé callada, besando disfrutando del gran tamaño de sus hermosas nalgas peludas. Me cargó hasta la parte baja de la sala y me acostó con delicadeza en la alfombra de la sala. Puso su pene en la entrada a mi interior. — ¿Traes condones? No me respondió. Me dio un beso más y metió todo su pene con un fuerte y desconsiderado impulso. Era grandioso a la vez que doloroso. Grité con todas mis fuerzas. Me encantaba y me produjo un orgasmo casi al instante, no eyaculé pero sentí las ganas, lo contuve con todo mí ser. Me estaba ...
... volviendo loca, la respiración de costaba, su pene dentro de mí, sus dientes mordiendo mi pezón izquierdo mientras su mano estrujaba mis pechos con fuerza. — ¡Me voy a venir! — Me gritó. La cosa no iba bien, no pensé en nada al responderle. — Hazlo dentro. Lo rodeé con las piernas, un candado que lo obligaba a soltarlo dentro. Y así fue. Sentí su pene volverse loco en mi interior, gruesas cascadas de semen eran bombeadas en mi interior, los huevos se contrajeron entre sus piernas, mostrando mil y una arrugas. Sacó su pene al final, un hilo de semen y fluidos míos conectaban mi interior con rojo y hermoso glande. No me percaté de la cantidad de semen que había soltado hasta que empezó a salirse de mi vagina. Su pene seguía duro como una roca, aunque se movía espasmódicamente entre sus piernas. Me puse en cuatro para poder ver mejor el grueso hilo de semen que me salía. Entonces Caleb gateó hasta mi retaguardia y comenzó a meter su lengua en mi ano. Me daba pena, mi olor debía ser fuerte, desde la mañana no me había duchado y aun así lo dejé ser. Metió un dedo, después dos y el dolor era horrible, pero no tanto como cuando puso su glande en la puerta, lo presionó con fuerza y brusquedad. — ¡No, espérate, no seas pendejo! Me ignoró, lo comenzó a meter al ritmo que mi ano se lo permitía. Y fue una bestialidad, un trozo entraba y otro más que se detenía antes de dejar pasar más. Una vez estuvo casi completamente dentro, meneó sus caderas, adelante y atrás, adelante y atrás, su pene ...