Mi amiga maite (2)
Fecha: 12/02/2018,
Categorías:
Sexo Duro
Autor: spanishguy1966, Fuente: xHamster
Aquella tarde volví a casa de Maite. En mi bolsillo llevaba otra carta-relato que había estado escribiendo con el ordenador durante cuatro días. Esperaba que ésta le gustase tanto o más que la anterior. Sé que no es lo mío escribir relatos. Se me da mejor escribir cartas de desamor, pero hay que probar a hacer un poco de todo. Entré en su casa bromeando como siempre, aunque esta vez no pasé directamente a su habitación, también como de costumbre, sino que fuimos recorriendo las habitaciones de su casa viendo en excelente trabajo que había estado realizando pintando las paredes y los techos. Al mismo tiempo que “supervisaba” la obra también supervisaba, aunque de otra manera, a mi amiga. Llevaba puesta una bata y bajo la bata se vislumbraba una especie de camisón corto brillante y debajo seguramente llevaría puestas unas bonitas bragas negras. Notaba cierta tensión bajo mis pantalones; hacía tres semanas que no nos acostábamos y eso era mucho tiempo. Después de terminar de ver la obra, pasamos a la habitación. Maite sé tumbó en la cama mientras yo me quitaba la chaqueta y buscaba un cenicero para dejar el cigarrillo que acababa de encender. Como siempre, ella empezó a tirarme de la lengua intentando que me contara que había hecho en los últimos días. Yo como siempre tenía poco o nada que contar; mi vida es un poco aburrida. Mientras ella persistía en su intento comencé a quitarme las botas, tarea un tanto aparatosa. Inmediatamente después me quité la camiseta y acto seguido ...
... los pantalones. Cuando me quite los calzoncillos eché una rápida mirada a mi miembro que parecía como si despertara de su letargo. Maite me miraba de arriba a abajo, curiosa. Saqué de la mochila que llevaba unos pantalones de pijama negros y me los puse. Cogí el cigarro del cenicero amarillo y cuando le di un beso le anuncié con una sonrisa pícara que tenía otra sorpresa. Me miró como sabiendo de que se trataba, pero de todas formas me lo preguntó. Mientras me levantaba y buscaba la carta en mi mochila, le respondí que había escrito otro relato erótico. Sonrió, pero no pudo quedarse sin calificarme de “cerdo” y “salido”. En ese momento me vino a la memoria un sueño que había tenido un sábado hace tres semanas, un tórrido sueño en el que la protagonista era ella. Bueno, a decir verdad éramos los dos. Se lo recordé y en ese momento pareció animarse. Me pidió que se lo contara. Yo le contesté que se lo contaría mientras ella me hiciese un masaje. Al principio se negó, como era de esperar, pero al final acabo cediendo. Entonces y antes de que cambiase de opinión me tumbé en la cama boca abajo con la carta delante. Maite se sentó encima y sus manos comenzaron a recorrer mi espalda. Yo intentaba relajarme para poder leerle el relato, dejarme llevar por la sensación de sus suaves manos acariciándome los hombros y los brazos, pero era incapaz de apartar mis pensamientos de Maite y su cuerpo, más aún cuando notaba los músculos a*****ores de sus muslos en la parte baja de mi espalda. ...