Segunda experiencia con mi Siberiano
Fecha: 11/02/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola, de nuevo soy yo, Zoofía, como creo que puedo llamarme ahora ... Tengo diecinueve años y supongo que soy muy deseable para más de uno, en la escuela o fuera de ella ... Pero si ahora tengo un amante o un novio, tal vez, se llama Tino y lo tengo en mi propia casa ; a veces adentro y a veces dando sus vueltas por el jardín. Aunque por supuesto nadie sabe sobre nuestra relación, yo apenas vuelvo del colegio intento tenerlo conmigo en mi cuarto, cepillar o acariciar allí su largo pelo gris y negro, y también darle de comer. Unos días antes de mi segunda vez con el Siberiano, él se me apareció en medio de un sueño ... Y allí - si bien en esta realidad es difícil lograrlo - nos dábamos los besos de lengua más ricos que podría haber imaginado. En el sueño, pues, Tino sí abría su boca lo suficiente para que nuestras respectivas lenguas pudieran llegar tan adentro como querían. No necesito decirles que eso precisamente fue lo que me llevó a desear estar nuevamente a solas con él ... Y al final de ese mismo día, supe que estaba decidida a lograr mucho más que en la primera relación. Mi segunda vez con Tino, entonces, iba a ser el jueves de esa semana ; pasó el martes ... Ni siquiera en la escuela podía dejar de pensar en mi Tino ; vino el miércoles ... Apenas si podía pensar en otra cosa que : "Sólo falta un día, y vuelvo a estar junto al amor de mis sueños". Por supuesto me costó tener que esperar, cuando aún faltaban más de dos días - con Tino acercando peligrosamente su nariz ...
... - con mi padre por ahí cerca -, y yo rogando que no se descubriera nuestro secreto. Y cuando llegó el jueves, la oportunidad tan esperada de hacer otra vez el amor con mi perro me hizo sentir a punto de convertirme en carbón acabado de encenderse. Cuando terminé el desayuno y salí fingiendo nuevamente que iba a la escuela, esperé casi hasta las nueve de la mañana. Hice una llamada sólo para verificar que la casa ya estuviera lista para los dos solos ; sonaron como doce timbrazos ... Ya podía volver. "Vení, mi amor, vamos adentro", lo llamé, y Tino entró detrás de mí. Estaba todo listo : mi dulce perrito y yo teníamos cuatro horas enteras para nosotros ; me desvestí inventando un baile de odalisca y Tino empezó a investigar olfateando ... Cuando me quedé ‘en cuatro patas’, yo ya era su perra siberiana, por lo cual dejé que lamiera y olfateara donde mejor le pareciera. Y gateando a su lado llegué con él a la cocina para estar en su terreno, en lugar de llevarlo al mío, del cuarto y las sábanas. Sin hacer caso del frío en el piso de la cocina, comencé a hacer como perra de verdad, olisqueando y lamiendo a Tino ; luego me tendí de costado, siempre ignorando el hielo de las baldosas, y él volvió a ser por unos minutos mi bebé, tratando de amamantarse como un cachorrito. En cuanto decidió que había terminado, para volver a ser mi dueño y amante, yo por mi parte fui otra vez su siberiana, y así ( apoyada sobre codos y rodillas ) nuevamente se produjo una serie de lamidos mutuos ... ...