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(12) Reflexiones sin bragas
Fecha: 04/02/2018, Categorías: Lesbianas Sexualidad, Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos
... almohada. -¿Deseas correrte? –preguntó Ana con evidente respuesta. -Sí… por favor… lo necesito… dale ahí… -¿Preparada? -Sí –se agarró Ingrid a su cuello con amor. -Ahí va. A la de tres. Uno… dos… ¡A correrse! –Y Ana la propinó un bofetón en todo el clítoris. Ingrid no pudo aguantar más y lo petó de forma convulsa. Su grito fue largo y sonado. Ana se limitaba a sonreír y mover los dedos para un mejor orgasmo. Así durante un minuto, hasta que Ingrid se fue relajando en la cama como una niñita adormilada. -¿Te ha gustado? –no borró Ana su sonrisa en ningún momento. -Me he corrido enterita buffff… -Creo que has manchado las sábanas. -Oh, mierda… -Tranquila. No es sangre, es flujo. -Estaba cachonda como nunca. Sacas de mí la puta que llevo dentro. -Y muy puta por lo que veo. Ambas rieron entrelazadas cuerpo con cuerpo. -Te corres de maravilla, Ingrid. -¿Tú crees? -Soy una experta en el tema y tienes mucho potencial como zorra. -Es que vengo de una familia muy conservadora, y ya sabes. Debo llegar virgen al altar. -¿Tú quieres eso? -No, que va. -¿Y qué quieres entonces? -Follarte ahora mismo. -Eso me gusta más. Volvieron los besos ardientes. Ingrid volvió a erectar y sintió un gusto terrible al encajar Ana vulva con vulva en unas tijeras lésbicas. Ambas se empezaron a frotar moviendo cada una sus caderas. No tardaron en llegar los gemidos hondos y el placer mutuo. -¿Quién te folla a ti? –gimoteaba Ana en la ...
... pregunta. -Tú –se moría Ingrid de gusto. -¿Y quién te corre a ti? -Tú, solo tú… -¿Y quién es la más puta? -Yo, yo, soy yo… Ana rió. La estaba pervirtiendo y ahora solo necesitaba un buen orgasmo, y ya era suya. De su propiedad. Ana intensificó el roce y los gritos de Ingrid fueron en aumento. Ingrid tenía un pie de Ana en su cara y chupó sus dedos llevada por una excitación sin par. Llegó el momento. Ana apoyó una mano en el colchón, alzó el culito un tanto y de esta forma alcanzó el orgasmo. Cinco segundos después vino el de Ingrid. Ambas quedaron tumbadas exhaustas y pegadas por la vulva. -Hija de puta… me tienes loquita… -jadeaba Ingrid sudorosa. -Cinco minutos de descanso y seguimos –se deslió Ana de las piernas de Ingrid y se bajó de la cama. -¿Adónde vas? -A echar un zurullo. Tanto sexo me suelta el estómago –se fue tirando pedos camino de baño. -Eres una guarra. -Pues aún no has visto nada. -Me encantas, Ana. -Lo sé. Es lo que me dicen todas cuando me las follo. -Es que follas de lujo. Creía que iba a desfallecer de placer. Y más pedos fue soltando Ana. -Tus pedos suenan muy lindos –rió Ingrid. -Tú mantén el coño caliente que no tardo. -Vale, amor. -Coño, que me cago –corrió ya Ana al baño. Ingrid se desternilló de la risa para luego mirar al techo y reflexionar. Sí, era una puta y se había enamorado como una tonta de Ana. Y lo mejor de todo es que se sentía muy bien. -¡De puta madre! ... FINAL