Mi única vez en un sitio swinger
Fecha: 15/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: TitaLaPutita, Fuente: SexoSinTabues
... la otra mujer. En cada ciclo se intercambiaban de lugar José y el otro hombre para ver quién la penetraba más limpiamente. ¡Era fácil!, pues no iba rápido y ellos se movían conforme se acercaba la vagina. “¡Que se oiga el golpe de los huevos en las nalgas!”, gritaba la mujer después de cada envión. Nos reímos Eduardo y yo. “¡Tírale al blanco tú también, Eduardo!”, gritó Elvira al descubrirnos divertidos de ver cómo se la parchaban. Eduardo le sonrió e hizo un ademán de negativa a José. —Anda, atínale a mi mujer, no te voy a pedir nada de la tuya, ya sé que tú no quieres compartirla. —insistió jalándolo del brazo. —Pero qué tal te la imaginas cuando escuchas el rechinido de la cama, Me coges como desesperado… —le dijo Elvira a su esposo, quienes habitan el piso de abajo del departamento de Eduardo. —Imaginamos y, Cogemos como desesperados… —precisó José. —Gracias, no. Sigan divirtiéndose ustedes —dijo Eduardo y me llevó a la sala. —¿No quieres cogértela enfrente de su marido, sólo lo hacen ustedes dos solos? —le espeté celosa. Él ignoró mi bravuconada. A las cuatro de la mañana, avisaron por el sonido que agradecían nuestra visita, que nos esperaban la próxima semana, pues en una hora terminaría la fiesta. “Recuerden que pueden adquirir su membresía al club swinger con diversos planes de pago y múltiples beneficios.” Decía el comercial. Poco a poco se fueron retirando los invitados. Eduardo y yo nos acostamos en un colchón vibratorio. Me monté en él y la cama, al máximo de ...
... frecuencia, hizo lo demás. José miraba cómo bailaba mi pecho mientras Elvira le daba una mamada que lo hizo explotar una vez más. Al terminar, ellos y nosotros, le preguntó si le gustaría cogerme y él contestó “Me gustaría mamarle las chiches mientras tú me chupas la verga tan rico como lo haces mamita”. Entendí a qué se había referido ella con “saber hacer muchas cosas ricas” y me imaginé a Eduardo viniéndose en su boca, pero mi enojo fue mayor cuando imaginé a Saúl, mi esposo, vaciándose en la boca de Regina, una amiga dos años mayor que Saúl, con quien él se veía cuando salía de viaje su esposo. Al salir hacia el camerino, nos encontramos al adonis (él ya vestido) y su güera (ella aún en nalgas, digo, en pelotas). Su locker estaba contiguo al nuestro. —Con permiso, dijo Eduardo moviendo la puerta del locker de la güera para abrir la nuestra. —No hay problema, dijo ella sonriéndole. —me encendí de celos porque la chica era verdaderamente hermosa y sus ojos eran violeta, no azules. “Ya perdí”, me dije. —¡Ah, son ustedes! —dijo al verme, sin dejar de sonreír—.¿No le gustó Joel a tu bella esposa? —le preguntó a Eduardo— Él se puso muy triste, ¡nunca lo vi tan entusiasmado por una mujer! —No fue eso, lo que pasa es que es la primera vez en una reunión como éstas y decidimos que sólo estaríamos de espectadores —le contestó—, ¿verdad, mi amor? —concluyó volteando a verme. —yo asentí con la cabeza, tomé mi bolso y me fui al baño, donde me encontré al adonis, ahora sabía que se ...