Desafío de galaxias (capitulo 58)
Fecha: 02/02/2018,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... dos divisiones de la reserva, —estaba diciendo eso cuándo el presidente entró en la carpa— ¡y dile a ese numbarita de los cojones, que como tenga que ir, le voy a hacer avanzar dándole patadas en el trasero hasta que se me deshaga la bota. Y no te cortes, díselo textual! —¡Atención! El presidente, —gritó un oficial, y todos se cuadraron. —Descansen, —ordenó el presidente y todos volvieron a sus ocupaciones, pero mirando con disimulo para no perderse nada. —¡A sus ordenes señor presidente! —dijo Marisol saludándole militarmente. —¡Unos cojones a mis ordenes! —exclamó Fiakro—. ¡Anda! Infórmame. Marisol le puso al corriente del estado de las operaciones, y finalizó diciendo—: en resumen, controlamos dos tercios del planeta y en la órbita hemos vuelto a minar el pasillo que abrieron en nuestros campos de minas. Al ritmo actual, en una semana habremos acabado con su resistencia. —Enhorabuena general, brillante, como siempre. Venga, vamos a hablar. —Hirell, te quedas al mando, —dijo Marisol y mientras se dirigían al exterior, se volvió y añadió—: y vigila al general Nehertim, y si sigue poniendo pegas, cágate en la madre que le parió. —¿Crees que es apropiado tratar así a un general? —preguntó el presidente parándose ante el sargento de seguridad y rebuscando en su bolsillo. —No se preocupe, a este hay que animarle de vez en cuanto para que no se despiste. —Sargento, ¿la petaca está llena con lo mismo que la última vez? —Por supuesto señor presidente, pero me temo que ya no está ...
... llena. —¿¡Ya le has estado dando!? —le preguntó Marisol frunciendo el ceño. —Mi señora, me prohibió darle antes de comer, y yo ya he comido. —¿Cómo que ya has comido? ¡Son las 11,35! Luego vamos a hablar tú y yo, —le dijo mientras se sentaban sobre unas cajas. —No seas muy dura con él. —Como lo voy a ser, es vecino de mis padres y cuándo era pequeña me ha tenido muchas veces sentada en sus rodillas. Por cierto, no me parece prudente que usted este aquí. —¿Tú me dices a mí que no es prudente?, ¿pero como tienes tanto morro? —preguntó el presidente llenando el vasito de la petaca y dándoselo a Marisol, que se lo bebió de un trago poniendo cara rara—. Ya que el sargento es vecino de tus padres, dile que le llene la petaca con lo que él destila. —El problema es que le gusta a él destilarlo, ya sabe, la clandestinidad, la transgresión, esas cosas, —dijo Marisol mientras el presidente llenaba el vasito y lo bebía también de un trago. —¿Pero que clandestinidad? —preguntó con un hilo de voz— si lo sabe todo el mundo. —Bueno, ya, pero a él le mola, le hace ilusión sentirse un transgresor. —Cuándo subí a la nave presidencial para venir aquí, venia dispuesto a mandarte a tu casa… —Yo no regresaré a mi casa mientras estemos en guerra señor presidente; si me destituye, me iré al frente a combatir con mis camaradas. —Como te estaba diciendo hasta que me has interrumpido… —Lo siento señor presidente. —… venia con esa intención, pero después de reflexionar he decidido dejarte por imposible, ya ...