Ana y la obra en construcción
Fecha: 29/01/2018,
Categorías:
Anal
Sexo con Maduras
Sexo Interracial
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
Ana y la obra en construcciónMi primer empleo después de casarme con Víctor fue en una empresa constructora, como asistente de uno de los jefes de compras.Era un trabajo no demasiado interesante, pero al menos me daba la oportunidad de poder tratar con hombres todos los días, lo cual era la envidia de algunas de mis amigas…Ese viernes el calor era agobiante, por lo que yo había elegido ropa muyliviana; una blusa blanca de algodón sin la incomodidad de un sostén y una falda amplia, que dejaba al descubierto mis largas piernas torneadas.En esta oportunidad debía acompañar a mi jefe para visitar uno de los edificios en construcción en las afueras.Al llegar nos recibió el capataz principal de la obra, un gigante africano quien, muy amablemente nos invitó a su improvisada oficina para revisar algunos papeles.Para llegar allí fue necesario cruzar toda la obra, entre esos increíbles especímenes viriles que me devoraban y me culeaban con la mirada.Por un momento me imaginé lo que me podría sucederme si cayera en medio de semejante jauría hambrienta, por lo que comencé a sentir humedad en mi tanga.Cuando entramos en la oficina, el capataz negro nos invitó a sentarnos en un sofá amplio mientras él buscaba los documentos.Entretanto, me entretuve observándolo más detenidamente: era muy alto, con unas espaldas que parecían no caber por la puerta; cada brazo era más ancho que mis piernas y cada dedo de esas manos... me mojé más de sólo pensarlo.Me detuve a observar el bulto entre sus ...
... piernas; se veía realmente enorme…Cuando levanté los ojos, pude notar que él me estaba observando a mí y que se había dado cuenta de lo que yo lo miraba a él. Me ruboricé de vergüenza hasta que él con una sonrisa extraña me hizo un gesto de aprobación.Estábamos leyendo los documentos cuando sonó el celular de mi jefe; reclamaban su presencia urgente en otro lugar.Le dijo al capataz que yo era capaz de terminar bien el trabajo y se retiró.Algo me dijo que no todo estaba bien, al ver que cerraba la puerta con llave.Sin demasiado preámbulo y decir una sola palabra, el gigantesco africano me tomó entre sus brazos y me comió la boca con sus gruesos labios, pero con una suavidad y una dulzura que jamás habría imaginado en alguien como él.Nuevamente mi concha volvió a humedecerse y pude sentir que mis pezones se endurecían bajo la liviana tela de algodón.Una de sus enormes manos me acariciaba la espalda y el culo, haciendo que un gran dedo se metiera entre mis nalgas, frotando levemente la entrada de mi ano.La otra mano entró bajo mi blusa para acariciar mis tetas, antes de bajar por mi cintura hasta mi pubis, donde encontró que mi breve tanga apenas podía contener la humedad que comenzaba a salir de mi interior.Un dedo me acarició entre los labios vaginales, haciéndome gemir profundamente. De pronto y sin previo aviso, presionó firmemente hacia arriba aplastándome el clítoris. El primer orgasmo hizo que se me aflojaran las piernas, pero él me sostuvo por la cintura sin ningún esfuerzo, ...