De niñera
Fecha: 27/01/2018,
Categorías:
Lesbianas
Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos
Carolina, la novia de mi hermano, se había quedado amaneciendo en mi casa, mi mamá es de esas mujeres mojigatas que siempre está pesando lo peor, así que la dejó quedar siempre y cuando se quedara durmiendo conmigo, supuestamente para que yo la cuidara; me puso de niñera. En la madrugada sentí que abrieron la puerta de mi habitación, era mi hermano, se acercó a la cama y se llevó a Carolina; lo único que les dije es que pilas se dejaban pillar que la del problema era yo, nada más, ni que nunca en mi vida hubiera hecho algo parecido. Sentí cuando volvió a entrar al cuarto y se acostó nuevamente, tenía la respiración agitada. Uno ahí mismo se antoja, no hay nada más rico que pegarse esas voladitas con la pareja cuando el peligro acecha, entre más alto el riego más rico se pasa. Ya habían transcurrido varios minutos pero todavía estaba agitada su respiración, sentía un pequeño movimiento en la cama; me di la vuelta despacio para ver de qué se trataba, pensé que mi hermano había vuelto, pero no, estábamos sólo las dos; se podía ver con claridad dentro de la habitación por la luz de una lámpara en la calle que entraba por la ventana e iluminaba el cuarto; así que miré con detenimiento y vi que la cobija se movía; era la mano de Carolina, se estaba masturbando suavemente; la miré a la cara, tenía los ojos cerrados, podía ver como se abrían sus fosas nasales al respirar; estaba intentando que yo no me diera cuenta pero con tanto silencio se siente hasta el más mínimo movimiento. ...
... Mientras la miraba empecé a tocar mis senos; ¡qué tentación!; tenía que estar muy excitada para estarse masturbando conmigo al lado. No quería que se diera cuenta que la estaba mirando, seguro pensaba que yo estaba dormida y no era que estuviera haciendo mucho ruido, lo que más se sentía era su respiración. Quería más, ella se masturbaba y yo pensaba en qué hacer; así como estaba era muy difícil quedarme por más tiempo quieta, en tanto silencio; y debo admitir una cosa, a mí Carolina me encantaba, desde que la vi me llamó la atención. Después de un rato decidí que o nos veníamos las dos o no se venía ninguna; era un poco egoísta de mi parte pero quién se aguanta a semejante hermosura al lado, bien excitada, y uno mirando para el techo, ¡nadie!. Le puse la mano sobre el hombro, sus ojos se abrieron de par en par y pegó un brinco impresionante; la saqué del trance en el que estaba; me miró fijamente, se veía lo achantada que se puso; le dije que no parara, que no tenía de que avergonzarse, que yo también tenía ganas de masturbarme; ella intentó evadir la situación diciéndome que no estaba haciendo nada, pero yo le dije que hacía rato la estaba mirando. No quería perder el impulso, quité las cobijas y empecé a tocarme; cogí su mano y la llevé hasta su coño, le dije que continuara, ella lo hizo. ¡La puerta! ¿Cómo no había pensado en eso antes?; me paré a la carrera y puse el seguro; de vuelta a la cama me desnudé. Me acosté a su lado y seguí masturbándome mientras la miraba. No pude ...