1. Se había levantado de mal humor


    Fecha: 01/01/2018, Categorías: Dominación Autor: dom.peri, Fuente: SexoSinTabues

    ... rezumaba sudor a pesar de estar en razonable forma y que su Amo generoso al 100% no tenía todo su cuerpo sobre ella. Más deprisa y. ¡Paffffffff! Un leve azotito impartido con la pala de madera de freír el pescado atizaron en sus nalgas. A duras penas el sofoco la dejaba caminar. ¡Paffffffff! Más deprisa jaca, no seas perezosa – dijo su Amo imitando la voz de un agricultor en mitad de sus faenas. Los azotes la estimularon incrementando el ritmo del trote y sin embargo en un espacio del parqué un poco más barnizado, patinó de manos cayéndose montura y jinete rodando por el suelo. El Amo sujetando las riendas apenas pudo evitar el coscorrón contra la pared. La montura salió mejor parada. ¡Yegua vieja y floja! Maldita la hora en que decidí montarte dijo el Amo llevándose las manos al proyecto de chichón. ¡Que te den por culo que para eso es culo ahí te quedas por yegua floja! El solo pensamiento de verse abandonada por su Amo la obligó a ponerse a implorar agarrándose a los pies de su Amo en un vano intento por evitar su marcha. Déjame –contigo hice una excepción iniciando su entrenamiento sin haberte puesto previamente en forma, ¡me está bien empleado! Por favor mi Amo, no me abandonéis. Por favor, prometo esforzarme al máximo para evitar un disgusto semejante otra vez. ¡Ah no!¡No te preocupes no habrá próxima vez! – dijo Él mientras arrastraba la pierna de la que colgaba una sumisa esclava aprendiz de yegua. La yegua se levantó corriendo en un claro intento de desafío y ...
    ... saliendo disparada hasta donde estaba el arnés/cinturón de su Amo lo recogió con la boca y lo depositó en el suelo a sus pies. Él la miró. ¿Quieres que siga contigo? Sí mi Amo Pues bien, te dejaré de dar oportunidades, cumplirás como buena yegua o si no te venderá al mejor postor. El sólo pensamiento de verse vendida en el mercado de esclavos a otro Amo la asustó de tal manera que decidió esforzarse al máximo. Vamos perra, comencemos de nuevo ahora ya sin remilgos – y arrastrándola del pelo la condujo nuevamente al salón. Él se sentó y cogiendo unas tijeras de las de cortar las espinas del pescado que encontró en la cocina, cortó los tenues hilos textiles que mantenían el decoro de su tanga y sostén. Quedó desnuda y totalmente indefensa al castigo de su Amo y su férrea mirada. Del tendedero de la cocina había recogido varias pinzas de la ropa que fue enérgicamente aprendiendo a su piel. Pezones. Labios vaginales. Incluso el diminuto pliegue que se formaba en la barriguita en esa postura. Las pinzas dolían. Con rabia interna recordaba como estaban recién compradas en una tienda de “Todo a 100 pesetas” que aún perduraba en el barrio y que aún no se había dado cuenta de la existencia del euro con sus céntimos. Escocía y picaba. pero era claro que se lo merecía y aceptó con deleite el castigo. Sacó del bolsillo de su abrigo un paquete de condones que sin pudor alguno, abrió depositando los papeles debajo de la alfombra. Del frigorífico había sacado previamente una gorda zanahoria que ...
«1234...8»