Unos días calientes en Punta - Relatos Eróticos

Unos días calientes en Punta

Ese verano pude coincidir en febrero para las vacaciones con Anita y entonces decidimos pasar unos días en Punta del Este.Apenas nos instalamos en el hotel, conocimos a Fabio, uno de los responsables de la animación; en especial los días de lluvia, cuando no se podía ir a la playa…Fabio era un flaco joven, con un estilo italiano, muy canchero y fachero; con un buen físico bien trabajado en un gimnasio; simpático y entrador. Y por supuesto, era argentino…Anita y yo congeniamos de inmediato con él y cuando nuestros tiempos lo permitían, tomábamos una cerveza y charlábamos de todo un poco. Además coincidíamos en el gimnasio del hotel todas las mañanas, donde incluso varias veces entrenamos juntos.Lo más llamativo de este tipo era su tremendo bulto, digno de admiración, que exhibía sin ningún pudor, usando unas sungas diminutas. Tenía un culo firme que era blanco de las miradas de todas las mujeres del lugar; incluyendo las más veteranas.Al tercer día descubrí a mi mujercita mirándole el bulto a Fabio sin ningún disimulo, mientras el flaco pasaba frente a nosotros…“Seguro te encantaría voltearte ese muñeco…” Le dije en broma.“La tuya es más grande…” Respondió Anita con picardía…“Ah, entonces ya te lo volteaste, turra…” Le dije algo airado por los celos.“No, tonto… te estoy diciendo que tengo tu verga siempre disponible…”Terminé la discusión no muy convencido de la fidelidad de mi mujercita; ella se calentaba bastante con las pijas grandes y Fabio la tenía así.Esa misma tarde ...

... Fabio se me acercó a charlar. Conversamos mucho sobre sexo y él terminó confesándome que se cogía a todas las minas que se le cruzaban por el camino. A veces lo hacía delante de sus maridos y hasta se cogía a esos maridos, que se calentaban mirando y deseando el tamaño de su formidable verga…Le pregunté si cogerse a los maridos no era cosa de maricas; pero Fabio me aseguró que solamente era puro sexo, nada de enamorarse ni de tener romanticismo, Puro sexo, cuanto más salvaje, mejor todavía…A la mañana siguiente volvimos a cruzarnos y seguimos con la charla en el mismo tenor. Fabio me comentó que ciertos hombres se calentaban viendo pijas grandes; sus mujeres también y entonces, una cosa llevaba a la otra.Era parte del morbo; las esposas deseaban tipos de vergas grandes y sus maridos se calentaban sintiendo envidia…Me aseguró que él cogía todos los días, gracias al tamaño de su pito.Usaba esas sungas para que todas las mujeres lo pudieran apreciar.Para reírse de mí, dijo que yo no tenía una verga tan grande.“Cómo podrías estar seguro, si nunca la viste…?” Pregunté ofendido.“No te agredo. Si la tuvieras grande como la mía, la mostrarías.” Replicó.“Ah y no te preocupes; jamás me cogería a Anita a tus espaldas…”“Cómo es eso de a mis espaldas…?” Le pregunté medio indignado.“Tu mujer está muy fuerte y además tiene un cuerpo increíble, pero te aseguro que ella me mira el bulto como todas las demás minas…”“Me estás diciendo que mi esposa te tiró onda…?” Pregunté con morbo.“Tranquilo… voy ...