El nuevo entrenador
Fecha: 29/12/2017,
Categorías:
Gays
Grandes Series,
Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos
... su mujer, o quizá alguna sobrina. Jamás nadie conoció a la mujer ni a la criatura en cuestión, pero de vez en cuando hablaba de ellas. - ¿Tienes agua caliente? - me preguntó. - Sí - respondí. - ¿Tú no? - No, no sale - contestó Bruno, apagando la ducha. Pensé que iba a ir a otro cubículo cuando de repente, la puerta se abrió y el sujeto de cuerpo trabajado y desnudo estaba allí. - ¿Qué haces? - pregunté. - No puedo bañarme sin agua caliente - contestó. - ¿Y no pudiste ir a otro cubículo? - Somos amigos, ¿no? - preguntó. - No te molestará compartir la ducha conmigo. Y cerrando la puerta detrás de él, se metió bajo el agua de la ducha, mientras ambos quedamos frente a frente. Bruno actuaba con la naturalidad de quien se pone a hacer un ejercicio con kettlebell, en lugar de alguien que se entromete desnudo en el espacio reducido de otra persona también desnuda. Que el cuerpo de Bruno estuviera tres veces más trabajado que el mío no era ninguna sorpresa, ya que además de CrossFit, el muchacho iba a un gimnasio por la siesta para hacer máquinas. Además de ser un partidario de las pastillas que vendía Edgardo como aporte energético o reductores. Era, por lejos, una escultura viviente. - ¿Te hablaron alguna vez del espacio personal? - volví a preguntar, sonriendo. Bruno volvió a lanzar una carcajada y, como era de esperar, me golpeó en el hombro. Con el agua cayendo sobre nosotros, casi pierdo el equilibrio intentando sostenerme tras el golpe que recibí. Bruno me tomó de la cintura, ...
... como un acto reflejo, para evitar que me cayera sobre él. - Lo siento, lo siento - se apresuró a disculparse. - Todavía no aprendo... - A reírte - contesté. Me sonrió. No soltaba mi cintura, pero tampoco daba el primer paso. Un gesto o algo que indicara que aquello no era más que un compañerismo, sobrepasando los límites, que podía tenerse entre compañeros de CrossFit. Sabía de mi sexualidad, pues varias veces, en los eventos donde nos reuníamos, iba acompañado de algún chico de ocasión que mis amigos de entrenamiento no volvían a ver. Entonces, no había que ser demasiado inteligente al ver que todo aquel acercamiento no era un sutil descuido de la casualidad. Bruno quería algo, aunque no iba a ser yo quien lo apurara a decidirse. El agua seguía cayendo, nuestras miradas continuaban sosteniéndose y sus manos continuaban en mi cintura, petrificadas y duras. Entonces lo sentí. Su erección chocó contra mi pierna y bajé la mirada automáticamente. Pero, como si aquello no fuera algo relevante, volví a mirarlo, esta vez siendo consciente de lo que estaba sucediendo entre nosotros. - Vaya... - dije. - Sabes que me está costando mucho - afirmó. - ¿Por qué me torturas? - Porque no sé lo que quieres - respondí. Volvió a sonreír, pero su mueca fue distinta, más sufriente que divertida. - Sé que quiero esto - afirmó. - Hace mucho que tengo la idea pero no me animé... Bueno, ahora me animé, pero tú no me la estás haciendo fácil. Sólo quiero... Puse mis manos en sus pectorales y cayó. Su ...