Déjame guiarte
Fecha: 29/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... y corto, tez aceitunada, poco vello, un piercing en la ceja, ojos profundamente verdes y unos labios tan bien perfilados y carnosos que besarlos era en lo único que podía pensar. Notando lo nervioso que yo estaba apretó un poco más mi mano y me dijo: "tranquilízate porque te voy a hacer sentir mejor de lo que nunca has imaginado, he pensado mil veces en este momento y sé que voy a hacer que lo disfrutes al máximo; tan solo déjame ser tu guía, para que no te pierdas". Acto seguido aproximó sus labios a mi barbilla y poco a poco fue ascendiendo hasta llegar a los míos pero lo hizo tan lentamente que me daba tiempo a sentir cómo cada milímetro de mi piel ardía. Y cuando por fin me besó, el calor se extendió por mi cuerpo y casi impulsivamente lo agarré por la cintura y lo apreté contra mi cuerpo. Hábilmente lamía mi labio inferior y mordisqueaba el superior al tiempo que jugaba con mi lengua y que con sus manos palpaba mi espalda bajando hasta introducirlas por el pantalón y colocarlas sobre mis nalgas. Yo hice lo mismo. Cuando hubo gustado mi boca se entretuvo en mi cuello arqueando la cabeza para que yo hiciese lo mismo en el suyo. Sendos miembros estaban en erección y los notábamos rozarse entre sí conforme nos besábamos retorciéndonos de placer. Nos quitamos las camisetas y al sentir nuestros pechos desnudos y lampiños tocarse nos lanzamos ávidamente a comernos el uno al otro jadeando, sudando. Lamía mis pezones en círculos y yo los suyos y sentía cómo todo el calor, toda ...
... la energía se iba concentrando en mi pene a punto de explotar, como yo. Era tanta la excitación que sólo besarle, lamerle y sobarle no me bastaba para saciarme, necesitaba algo más al igual que él, tal y como confirmaron sus palabras: "¿me dejas hacerte lo que quiera?" a lo que respondí afirmativamente. Se arrodilló y mientras desabrochaba mi pantalón y me lo quitaba, con su boca iba sobando mi ombligo y el espacio que había entre él y mi paquete. Llegado a éste, siguió sobándolo pero por encima de mis boxers de lycra. Luego, me bajó los boxers y con tanto cuidado como me había comenzado a besar, empezó a chupármela. Primero besaba el glande y me miraba fijamente, colocó su mano sobre la mía y la estrechó cálidamente. Yo apretaba su mano conforme mi pene se iba introduciendo en su boca al tiempo que pequeños escalofríos me sacudían levemente... también quería que él disfrutase así que le dije que se levantara, extendimos la ropa en el suelo y nos acomodamos para disfrutar de un 69. Tenía un pene grueso con un glande rosado y jugoso tan agradable de besar y lamer como sus labios. Conforme nos la mamábamos el uno al otro, el placer que sentíamos nos hacía chupar con más ahínco, introduciéndola hasta el fondo, jugando con los testículos... entre nuestros cuerpos no cabía ni un alfiler y eran los movimientos propios de alguien a quien se la están comiendo contra el cuerpo del otro lo que nos encendía aún más. Me faltaban manos y boca para masturbarle con una mano mientras con la ...