Déjame guiarte
Fecha: 29/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola, soy un chico de 18 años y estoy cursando mi primer año en la universidad. Al principio me propuse que iba a conocer tanta gente como pudiese y que iba a obtener tantos amigos como me fuese posible. Para ello lo mejor era comportarme tal y como soy y eso significa ser muy cariñoso, dar abrazos y besos por doquier... bueno, por "doquier" exactamente no, porque siendo un chico quedaría un poco extraño hacérselo a los chicos también, así que me reservaba para las chicas. Hasta hoy. Como cada día, al despedirme para venir a comer a mi casa le di un abrazo a cuantas chicas pude, una palmadita en el hombro a los chicos y me giré para salir por la puerta; entonces apareció por allí Marcos, un chico de mi misma edad con el que había adquirido bastante confianza y repentinamente me dijo: "¿y yo?¿no me das un abrazo? jajaja" y en broma le contesté: "pues claro chico" y me estrechó entre sus brazos muy suavemente con las manos muy cerca de la cintura y susurró a mi oído rozándolo con sus labios: "¿sabes que estás muy bueno? no lo digo en broma; te haría cualquier cosa...". Me recorrió un escalofrío por el pecho y me quedé helado y al mismo tiempo muy nervioso. Entonces colocó su mano en mi hombro y me preguntó si iba ya a comer y yo asentí. Rápidamente el propuso que me quedase a comer allí en la cantina con los de la clase, lo cual a mi me sonaba a segundas intenciones... guiado por mi curiosidad acepté la invitación y me quedé a comer con ellos. Durante la comida estuvo sentado ...
... frente a mi y ya cuando estábamos tomando el postre noté algo en mi pierna, miré bajo la mesa y era su pie, descalzo, jugando por entre mis muslos. Lo subía, lo bajaba y lo deslizaba delicadamente acercándolo a mi sexo. Me estaba poniendo a mil y él lo sabía perfectamente por eso sonreía maliciosamente lamiendo con su lengua de una forma muy sensual el helado que se había comprado. Con sus ojos verdes taladraba mi mirada y se abría paso hasta llegar a mi interior agitándolo, estremeciéndolo. Sonó mi móvil y salí de mi ensoñación para leer el sms que me acababa de llegar, cuando lo miré ponía: DE: MARCOS "T GUSTA LO K T HAGO? PUEDO HACR MUXO +, SOLO HAS D PDIRMELO" ¡¡Diossss!! Ese tío sabía cómo excitarme y lo estaba consiguiendo. Sin apenas dudarlo le envié un sms que decía: "HAZM LO K TU KIERS, SORPRENDEM" Como dos niños jugando a algo prohibido, escuché el beep de su móvil y ambos soltamos una risa nerviosa. Tras leer el sms, levantó la mirada y anunció al resto de compañeros que nos íbamos a recoger unos apuntes y que luego nos veíamos en clase. Se retiró de la mesa y con un gesto me indicó que hiciese lo mismo, salió del comedor y me dijo que le siguiera. Me llevó a los aseos de la facultad contigua que estaba absolutamente vacía, cerró con pestillo y sin percatarme me cogió la mano. Entrelazó sus dedos con los míos pudiendo sentir su calor. El corazón me latía fuertemente, aún no creía que me encontrase ahí con Marcos, un tío de 1’80 (igual estatura que yo), de pelo negro ...