1. Con el jefe de su marido. Ella cuenta yo escribo, pusimos todo para contártelo


    Fecha: 28/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... como para no dejar dudas al respecto - Vamos, llévame a tu cama, te sigo… Todo había sido dicho, no había más espacios para el juego, era el tiempo de la acción. Coloqué sus manos en mi cintura, y en “trencito” nos acercamos al lecho. Era el momento de la verdad, lo senté en una silla, había decidido ofrecerle la sugerente desnudez, sentirme su puta, ofrecerme como la querida de un señor mayor, un espectáculo erótico solo para él. Comencé a desprender los botones de la camisa, uno a uno. Me deshice de ella con un suave movimiento de hombros, desabroché mi falda, suave toque de los pulgares y meneo de caderas cayó a mis pies, salí del círculo de la prenda para girar, ofreciendo la vista de mis caderas, meno mediante pero fuera del alcance de sus ardientes manos. Me puse al alcance de sus manos ofreciendo a que desprenda el broche del soutién, solo eso. – ¡Se mira y no se toca!!!. ¡Espere a ver toda la “mercadería”! -palmadita sobre su mano. ¡No sea toquetón! El señor no podía con su genio ni con sus ganas, me hizo tender sobre la cama, mientras se desnuda, pero ni aún así podía soportar no estar encima de mí Atravesada sobre la cama, el señor se montó, arrodillado, una pierna a cada lado, sus manos en mis pechos, cubriéndolas con sus manazas oprimiéndolas desde abajo y golosamente comenzó a mamarme. Saltar de una a la otra, sin dejar de exprimirlas, de comerme con un deseo como nadie me lo hizo jamás. Era mamar y mamar hasta ahogarse, meterse los pezones, engullidos, hasta ...
    ... podía sentir sus dientes rozarme con la fuerza incontrolada de la pasión de un hombre que parecía que había tocado un seno de mujer. Mis pechos son algo tan especial para mí, son una parte de mí que hace sentir orgullosa, por la forma, tamaño y la prestancia con que puedo lucirlas, no soy de levar soutién, pero esta vez no quería que se topara de golpe con mis bellos pechos. Sentirlo comérselos con tanta fruición, sentir la desmesurada pasión puesta en hacerme los honores de sentirlos en su boca, era un mimo, una delicadeza inesperada. Se nota que es un hombre que sabe dónde y cómo halagar a una hembra, cómo llevarla del nivel de esposa a putita, de ser una dama a regalarse a ese hombre que supo conquistar y halagarla en donde más le agrada y la excita. Las ganas y la voluntad por comerse mis tetas me estaba llevando al más alto nivel de calentura, hacía tanto tiempo que no sentías esos latidos en la vagina, esas mordiditas en los pezones, que casi había olvidado lo que era sentirme tan caliente. No podía dejar de mirar y admirar a ese formidable amante que me estaba llevando a la gloria, que me hacía estremecer y sacudir en sus arrebatos de calentura, exprimir, besar, lamer, morder, todo junto y revuelto. Las manos y los sentidos del señor se habían apoderado de mis pechos, acosarlos sin pausa. No podía apartar la mirada de este hombre que había enloquecido, que me estaba devorando. Mis ojos puestos en él, admirando la forma y el modo que tenía para comerme, ver sus cabellos ...
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