Nieves es asi de puta
Fecha: 28/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... no fallaba ninguna embestida. Nieves intentó varias veces pasar una mano entre las piernas para darse gusto pero el peso del bicho y sus empujes la hacían perder el equilibrio y tenía que retornar a las cuatro patas. De pronto el perro se arqueó hacia adelante y empezó a culearla con una rapidez increíble. Sus patas traseras se resbalaban con la mezcla de semen y el liquido que emanaba del coño de mi madre, pero mantenía un ritmo que me pareció alucinante. "¡Auu!...¡Auu!....¡Oooooohhh!...¡Auu!" Nieves gritaba mientras intentaba alcanzar entre sus piernas. "¡Oh maldita sea!....¡Auuu!!!...¡Ugh!...¡Ugh!...¡Mierda!...¡noooo!...¡mierdaaaa!!" Nieves estaba pasando por dificultades. Ante su impotencia por hacer nada para evitar el dolor, golpeaba con la mano sobre el suelo. Su boca estaba abierta en una mueca de dolor. Ella gateó unos metros hacia adelante, llevando consigo al dalmata, pero el perro no se iba. Él mantenía esa velocidad de vértigo que me recordaba el sexo entre conejos, todo el tiempo así, sin parar. Era evidente que mi madre estaba pasándolo mal parecía que el bulto del perro estaba completamente introducido en el coño de Nieves y ambos estaban pegados, como dos perros. "¡Oh maldita sea, Rufo, maldita sea! ¡Uuuuughhhh! ¡Mierda!, seguía gritando ella. Pero entonces ella parece que dejó de demostrar dolor, hundió la cabeza en el suelo, subió el culo hacia arriba. Rufo continuó con sus embestidas desesperadas y ahora que mi madre estaba más relajada, empezó un ...
... bombeo rápido y corto, sus caderas casi vibrando contra el culo alzado de Nieves. Pude oírla gemir pero ya era evidente que había recobrado el control. "¡Oh! ¡Oh! ¡Uuuuuugggghhhh!" Nieves volvía a gritar unos segundos. Vi que Rufo se mantenía quieto y curvado sobre mi mojada y sumisa madre. Los ojos del perro congelados mirando a ninguna parte, el cuerpo en total tensión y totalmente apretado contra ella. Entonces empezó un lento movimiento de bombeo y de nuevo se paró. ¡Entonces me di cuenta de que el muy cabrón se estaba corriendo dentro de ella! Rufo parecía haber terminado pero ambos estaban pegados todavía porque él hacía intentos vanos para desmontarla. "¡No por favor! ¡Rufo no! ¡Quédate! ¡Rufo no! ¡Quédate! " le ordenó ella. Por fortuna Rufo fue obediente. Simplemente se mantuvo echado sobre la espalda de mi madre, la boca abierta, lengua fuera, respiración fuerte, con una mirada de satisfacción en sus ojos (¿los hombre tenemos la misma mirada?). Nieves mantenía la respiración entrecortada. "Buen chico, Rufo, eso es" decía ella, "Precioso, quédate, así, así, eso es". Rufo dejó caer todo el peso sobre la espalda y se dedicó a lamer su cuello y su pelo. Nieves intentó girarse lentamente sin que el bulto, firmemente sellado a su coño para mantener la leche dentro, le molestara demasiado. Después de varios intentos, se las arregló para pasar su mano derecha entre las piernas sintiendo la base de la polla de Rufo, y su coño, a continuación se miró la mano, supongo que buscando ...