1. Ejerciendo como el hombre de la casa


    Fecha: 13/03/2021, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Adagio, Fuente: computo.ru

    mamá me lo volvió a preguntar. Me parece que me delaté cuando ella se percató de los sonrojado que me puse…. Y me dijo que no me preocupara que a mi edad era lo normal. 
    De vez en cuando yo le preguntaba a mamá que porque no rehacía su vida. Su respuesta era siempre la misma; “con un único hombre en casa ya es suficiente”. Entonces yo la besaba en la mejilla y me hacía sentir un verdadero hombre, el hombre de la casa, como ella en ocasiones me llamaba. 
    Nuestra confianza seguía creciendo pues estábamos casi siempre el uno para el otro. Ella con su trabajo y yo en la universidad. 
    
    
    Cierto día cuando contaba 19 años y mi madre tenía 51 pasó lo más grande de mi vida.  
    Hacía un par de años que ya dormíamos juntos desde aquella tormenta. Era primavera casi verano. Yo dormía en bóxer y mi madre sólo con braguita y sujetador. Total, la veía en bikini todos los veranos, aquello era lo mismo. Hacía calor y estábamos destapados. La temperatura era muy agradable. Mi madre trabajaba al día siguiente y yo tenía universidad. El dormitorio estaba casi a oscuras total, y sólo entraba por la ventana una pequeña claridad, pero muy leve. 
    Nos pusimos a conversar de nuestras cosas. Yo ese día me había masturbado por la tarde, pero seguía caliente. La voz de mamá y todo lo que rodeaba el momento hizo que tuviera una erección. Menos mal que las circunstancias hacían que mamá no se percatara. Seguíamos hablando cuando, de repente, mamá me sorprende y pone una pierna suya encima de mí, ...
     pero en esa toca mi pene que estaba grande. Sorprendida me dice con risas; ja ja ja “parece que algo en el hombre de la casa está despierto” y me toca el pene. Inmediatamente le exclamé “¡¡Mamaaa!!” y le quité la mano. Mi sorpresa era mayúscula. Pero mamá, con esa risa como quien no quiere la cosa, continua en su afán de tocarme, y yo defendiéndome para que no lo hiciera. Así nos llevamos un rato entre risas, quejas y movimientos bruscos en la cama. Nuestra juguetona pelea nos hacía tocarnos por todos lados, y nos revolcamos una y otra vez en la cama.
    En una de estas terminé encima de mamá cogiendo sus manos por la muñeca a la altura de su cara. En ese momento nos paramos. Mamá seguro que sentía la dureza de mi miembro en su sexo. Nuestras respiraciones eran agitadas. Nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos fijos el uno en el otro. En ese momento vi a una mujer necesitada de amor. A una mujer bella y madura que, aunque fuera mi madre, la tenía en una cama debajo de mí. 
    No lo pensé dos veces. Maniobré rápidamente para abrir con mis rodillas las piernas de mamá y con una mano bajarme el slip. 
    -	¿Qué haces? Pregunto mamá
    Pero yo no respondí estaba con una sobre excitación y ayudado por la penumbra del momento, con la misma mano separé la tela de su braguita dejando libre su coño que lo sentí recortado. Mamá se dio cuenta de mis intenciones inmediatamente, se quiso resistir, pero mi peso se lo impedía y sorprendida la escucho decir.
    -	¡¡Jose no lo hagas por favor!!
    No ...