De la piscina al cielo
Fecha: 11/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... al principio había mantenido los ojos abiertos, pero cuando comienza la masturbación no tengo más remedio que cerrarlos para poder así controlar como sea mis sensaciones, o de lo contrario rápido llegaré al orgasmo. Ella se da cuenta de que no puede mantener ese ritmo si lo que pretende es que la folle, así que poco a poco va decreciendo la cadencia de sus arremetidas contra mi polla, lo que para mí supone un alivio. Hasta ahora no me había percatado del hecho de que ella no está prestando toda su atención a chupármela, porque con su otra mano se está masturbando. Alcanzo a ver como ha introducido un dedo por uno de los extremos de sus bragas, con el que parece estar preparando el terreno para cuando llegue la verdadera artillería. Yo también me doy cuenta de que ella está alcanzando un alto nivel de excitación... no hay más que ver su cara... y su cada vez más intenso movimiento del dedo, que por la complicada postura que ha adoptado parece que ha pasado a introducírselo en el coño. Han pasado ya unos minutos, y tengo que reconocer que ha sido una felación exquisita, así que pienso que va siendo hora de que yo le de placer a ella. Me incorporo y le sugiero que deje en mis manos la tarea (la dulce tarea) de ocuparme de su coño, a lo que ella acepta "muy gustosamente". Nos incorporamos y la conduzco hasta una mesa próxima, donde tengo intención de tumbarla para así facilitar mi acceso hasta su clítoris. Pero antes de eso le quito la camiseta dejando al descubierto unas ...
... tetas perfectas: de un tamaño perfecto, redonditas y firmes. Los pezones, duros como rocas, parecen dos pitones de toro que amenazan con embestirme. Ahora se tumba en la mesa como habíamos quedado, dejando el chocho cerca del extremo de esta para que a mi me sea más fácil llegar hasta él. Yo recorro todo su cuerpo con mis manos, deteniéndome en sus tetas, que también chupo con cierta intensidad, a la vez que pellizco con suavidad los erectos pezones. Parece gustarle extremadamente mi forma de actuar, así que me detengo largo rato en estos dos melones tan perfectos que la naturaleza le ha proporcionado. Por su forma de suspirar y retorcerse parece estar teniendo un intenso orgasmo. Realmente está muy excitada, incluso lame sus propios dedos como si fueran múltiples pollas. "Ahora es el momento de pasar a su coño y hacerle saber lo que es bueno" pienso para mí, así que poco a poco voy rozando con la punta de mi lengua cada centímetro de piel que separa sus tetas del coño. Ya sabe dónde voy y lo que pretendo. Creo que se va a volver loca de excitación. Cuando llego a sus bragas no tengo prisa por quitárselas, aunque tampoco me detengo demasiado tiempo, no vaya a ser que se me pase la ocasión de provocarle un intenso orgasmo. Con mi boca hago como si le estuviera comiendo el coño, aunque con las bragas puestas. En mi boca siento lo tremendamente mojada que está porque tiene las bragas como si acabaran de salir de la lavadora. Esta parte resulta también realmente excitante para mí, ...