La crisis (I): Ajustándome
Fecha: 18/12/2017,
Categorías:
Gays
Sexo en Grupo
Autor: hectornieto, Fuente: CuentoRelatos
Me despidieron del trabajo, dijeron que era solo momentáneo. Que era una decisión difícil pero la economía no daba para mantenerme. Comencé a buscar inmediatamente, me dijeron que me recomendarían. En cada entrevista me encontraba con decenas de postulantes. Rebotaba en cada entrevista, entonces empecé a postularme en puestos inferiores, con menos pretensión salarial. Aun así peleaba contra decenas de personas muertas de hambre. La cosa se estaba poniendo fea. Con mis 25 años de edad no podía creer como se me complicaba vivir. Siempre viví solo. Me valía por mí mismo en la gran ciudad de Buenos Aires. Terminé aceptando ser volantero, entregando volantes de una bruja que por unos buenos pesos te aseguraba salud dinero y amor. Me esforcé por entregarlos a todos, se me hizo tarde y un viento anticipaba una tormenta de verano. Comenzó a llover torrencialmente. Yo sin un peso para ir a casa siquiera en transporte público me aventuré a caminar, casi corriendo bajo la intensa lluvia. Llego a una gran avenida, de extenso semáforo verde, cientos de autos por minuto pasaban. Yo empapado, con frio y hambre. Entonces se detiene delante de mí un Audi -"hola, estás bien?" Esa pregunta me descolocó. Estando yo en esa situación jamás me imaginé que alguien se preocupara por mí. -"subí que te alcanzo donde vayas" -agregó Casi me largo a llorar, pero accedí. Conteniendo mis lágrimas. Una vez arriba hablamos de todo un poco. De fútbol, de mujeres y de trabajo. Él era un maduro de 40 años, ...
... delgado pero con porte. Usaba ropa impecable de marca internacional. Yo era un flaquito morocho que parecía un pollito mojado. Él me dice que es un empresario, que tiene su departamento en la zona más cara de Buenos Aires. Y en el medio del viaje me invita a comer. -"no me vas a negar probar como cocino, aparte se te ve cagado de hambre" -dijo mientras se reía. Acepté. Entramos a un garaje de un edificio muy top. Subimos por un glamoroso ascensor. Y entramos al fin a su majestuoso departamento. Cuando entramos, me dice -"te voy a dar ropa para que te pongas, pasa por acá" Me lleva a su cuarto y comienza a sacar de su vestidor varias prendas. -"toma, probate y lo que te guste llevatelo, yo ya no lo uso" Parecía un enviado, que vino a salvarme por lo menos por un día, con ropa y alimento. Elijo una remera y un pantalón. Pero me quedaba algo suelto, evidentemente estaba muy delgado. Tuve que quedarme sin el slip, porque estaba mojado. Así que solo me cubría ese pantalón y esa remera. Cuando salgo del cuarto voy donde estaba la cocina, y ya se sentía los olores de lo que estaba cocinando. Estuvimos tonteando y hablando de trabajo, del suyo, del mío anterior. De lo que no había hasta que estuvo lista la cena. Cenamos y seguimos hablando, una vez cenados, ya en sobremesa me pregunta: -"mira, si vos queres U$S 50 ahora, yo puedo hacer una propuesta laboral" A mí se me ilumino la cara, la posibilidad de tener un trabajo de una buena vez me llenaba de alegría. La idea de que en un solo día ...