1. Mi debilidad por las maduras


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hakan, Fuente: CuentoRelatos

    ... señora. —Cuénteme mi hijo ¿qué tal las chicas? —Bien señora aunque ahora como que estoy solo y me resulta difícil. —¿Por qué mi hijo? —Es que al no estar con nadie me tiene siempre con una erección que me mata —en ese momento cogí las copas y las volví a llenar de vino, la señora esta vez no puso reparos en que le sirviera una vez más. —Pero, Ud. mi hijo, tan jovencito, tan buen mozo, tan bien educado, debe tener muchas chicas detrás de suyo, no le creo que no tenga a nadie. —Es cierto señora, estoy solo, venga, vamos a bailar esta canción. —Vamos mi hijo. Ya empezamos a bailar con mayor familiaridad, es más, empezamos a bailar tomados de las manos, le di una vuelta y me pegué a su espalda, tenía ya el culo de la señora Silvia pegado a mi pene. —Ten cuidado mi hijo, no está bailando con esa señora. —Ya olvídese de esa señora, estoy bailando con Ud. —Está bien, pero es que en esta posición nunca he bailado. —¿Le disgusta que este pegado a su cuerpo señora Silvia? —No pero, podemos bailar mejor de frente ¿no le parece mi hijo? Además puedo pisarle. —Está bien señora Seguimos bailando y riéndonos, ya el vino se nos había subido a la cabeza, nos sentamos, serví una ronda más de vino y le dije: —señora Ud. debe tener muchos pretendientes ¿verdad? —No mijo, ninguno, ¿cómo se le ocurre? Yo estoy ya vieja y fea, antes sí, he tenido algunos, nunca muchos, antes que era más delgada, tenía un cuerpo más o menos formado, ahora como te digo, no puedo ni ponerme pantalones. —Pero señora, ...
    ... de que debe tener pretendientes, para mí eso es un hecho, esta muy guapa Ud., además su cuerpo es muy lindo a mí me gusta mucho, tiene unas caderas a las que yo en vez de grandes llamaría generosas. —Ay mi hijo, Ud. para hablar es muy bueno, Ud. me sale con unas cosas, debería dedicarse a las ventas, seguro que para convencer a los clientes podría ser muy bueno, mejor vamos a bailar. Ya bailando me pegué a ella de frente y al compás de la música bajé por su cuerpo, sin tocarla, a ella eso no le disgustó pues seguía bailando, se dio la vuelta, y eso me pareció muy provocador de su parte, así que hundí mi cara levemente dándole un beso en el centro de su culo. Ella se sobresaltó, se salió de donde estaba y regresó a la mesa en donde nos sentábamos, parada tomó su copa de vino y la secó de un solo sorbo. —Ya estuvo bueno, es mejor que vayamos a descansar. —Ande señora esta bonito esto, ¿por qué no nos damos ese gusto?, estamos alegres, nada más, ande, vamos a bailar. La tomé de la mano y la guie hasta donde nos poníamos bailar, entonces allí bailamos ya con una mano entrelazada a la suya y la otra teniéndola por la espalda, la mano que tenía yo en la espalda de la señora trabajaba manteniendo pegados nuestros cuerpos, entonces decidí avanzar más. —Qué lindo es estar con Ud. señora, aquí bailando —esto se dije acercándome a su oído. —Nunca me imaginé mi hijo, que estaríamos bailando así ambos. —¿Y le gusta señora? —mientras le pegaba mi pene a su vientre. —Si. —¿Se siente bien ...
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