Madre, dos hijas: Los tres postres
Fecha: 15/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Anal
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... negro que sostienen esas maravillosos tetas y su bikini naranja cuya humedad ya es evidente. Me pide que me ponga acostado de espaldas en su cama matrimonial y ella se viene sobre mí para montarme, y no se quita el bikini, solamente se lo hace a un lado y tomando mi erecta verga, se sienta por sobre de ella y cada centímetro de esta, desaparece en el orificio húmedo y caliente de esta mujer exquisita. Sigue con su sostén, pues con ese vaivén de sus caderas y en un movimiento bastante acelerado, aquella prenda le ayuda a mantener sus tetas sin que se golpeteen, mientras se lleva uno de sus dejos para masajear su clítoris. Ana, es salvaje con sus embestidas y su dedo sacude esa perla de su rica concha y se concentra a darme placer y sentir placer. Quizá habrá pasado unos diez o quince minutos así, y no me hace acabar, pues el whiskey en algo ha adormecido los sentidos. Hace una pausa y esta vez se para por sobre la cama y mirándome con esos ojos oscuros me sonríe; se remueve el bikini naranja y se sienta por sobre mí y me pide que le mame su dedo, el mismo que ha usado para masturbar su clítoris. Siento ese sabor exquisito, vivo su aroma, para luego usar esa saliva en sus dedos y lubricar su ano. Mi verga está bien lubricada y ella se la lleva haciendo círculos en su apretado esfínter. No recuerdo cuanto duró el proceso, pero eventualmente se ha metido la punta de mi verga y haciendo una pausa me dice: - ¿Qué le parece el tercer postre? - ¡Exquisito! – le he contestado. - ¿Es ...
... lo que usted esperaba? - ¡Ni más, ni menos! –le he dicho. Ana comienza con un vaivén y me muestra que a sus 46 años tiene todavía esos dotes atléticos. Eso de flexionar sus piernas en esa posición no es de cualquiera, ella se tomó el tiempo para cogerse mi verga y mientras tanto no dejaba de sacudirse el clítoris con alguno de sus dedos. Solo toma una pausa para ponerse a la inversa y ahora veo su espectacular culo, el cual, cualquier chica de 18 años pudiera envidiar. Cinco minutos después y viendo que brotan algunos hilos de sudor, ella me dice: Tony, me vengo, no pares, clávame tu verga con fuerza. Yo asisto y le taladro con ímpetu su rico culo y ella explota con un orgasmo que hace pierda la coordinación de sus músculos. Ella se pone a reír a los minutos y mi verga sigue clavada en su rico culo. Vuelve con su vaivén de caderas y esta vez ella ya relajada pues ha tenido monumental orgasmo, y en ese movimiento de su culo de arriba abajo, viendo como mi verga entra y sale de su rico culo me dice: - Tony, dale verga a mi culo, dame tu leche, quiero sentir que te vengas en mi ano, quiero sentir esa leche caliente salir de mis entrañas: Tony, dámelo, dámelo, rómpeme el culo mi amor. Aquello fue repetitivo y con esos mismos gemidos que escuché cuando se venía, con esos mismos hizo que tocara el paraíso y me vine en su rico culo. Me dio el placer de ver como su ano quedaba reventado y como poco a poco, mi esperma blancuzco salía de su rico e íntimo orificio. Solo recuerdo su frase ...