Madre, dos hijas: Los tres postres
Fecha: 15/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Anal
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
La había visto en algunas dos ocasiones cuando en circunstancias que mi hermana por compromisos de fuerza mayor, no podía asistir a esa reunión mensual de la cámara de comercio. Ese mismo día cruzamos algunas palabras y me sorprendí lo claro y directo que era la Sra. Ortiz, pues a pesar de mis experiencias con mujeres de todas las clases sociales y de diferentes edades, esta mujer de 46 años y quizá la única contemporánea con la que me he involucrado a esa edad de mis 45, llegó sin los protocolos del coqueteo y no anduvo por las ramas para dejar en claro el propósito de su sorpresiva aproximación. - Sr. Zena, sé que es un hombre de negocios y que siempre está muy ocupado. ¿Me permite un par de minutos? - Diga usted Sra. Ortiz. – le he contestado viendo una viñeta con su nombre. - ¿Tiene algo que hacer esta tarde? ¡Lo invito a cenar! – y se sonríe. - ¡Cenar! ¿Una cena de negocios o que celebramos? –le he respondido. - ¡No! Una cena para olvidarnos de los negocios… más bien, para relajarnos de los negocios. ¿A menos que se quiera saltar la cena y quiera ir directo a comerse el postre? – y vuelve a sonreír y esta vez coquetamente. - ¡Me encantan los postres! - En ese caso, le aseguro que le tendré los tres postres que imagino le encantan más. – y vuelve a sonreír. - ¿Segura que sabe de qué le hablo? - ¡Tenga el menor cuidado Sr. Zena! Se perfectamente de lo usted me habla. Me da su teléfono y un domicilio y quedamos en ir a probar ese postre a las 6 de la tarde de aquel día. ...
... Ella da la vuelta y me deja ese olor exquisito de su perfume y ya de espaldas veo esa marca de su bikini que deja ver sugestivamente a través de una tela delgada de su pantalón negro ejecutivo. Tiene rostro agradable y muy bien cuidado, pero lo que llama mucho la atención son sus dos melones que imagino son operados y que deben ser sostenidos con alguna copa de medida D. Realmente esta es tercera vez que la veo y segunda donde hemos hablado brevemente, pero en esa plática insinuadora y de doble sentido, me estaba invitando a su casa para que me la llegue a follar. Llegué a la hora especificada y Ana, pues así me pidió que le llamara, me esperaba con una blusa blanca donde realzaba sus dos preciosos melones y me permitía ver lo plano de su abdomen. Vestía un pantalón corto también blanco donde podía ver la señal de un bikini de color naranja y esta vez por primera vez puedo apreciar unas piernas sedosas y muy bien trabajadas. Podía constatar que tenía 46 años muy bien cuidados y ese día descubriría que tenía más de 3 años de divorciada, pero creo que la sorpresa más grande que me llevé, fue ver algunas de las fotos que colgaban en la sala. No quise que notara mi sorpresa, pues aquel día descubría que me había cogido a su hija un poco más de un año antes. La otra chica que parecía menor, también me parecía conocida, pero no tenía la certeza que fuera parte de mis momentos deliciosos e íntimos con una bella mujer. No quise darle mucha importancia y no quería que notara en mí la ...