1. Rozarme con la chica del bus


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Lesbianas Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... bien. Me bajé mis bragas con disimulo, pegando mis piernas a las de ella para que no me vieran hacerlo desde el pasillo y, fijándome antes que nadie mirara hacia mí en ese momento. Mis braguitas rosas las metí en el bolso junto a las de ella, acerqué mi boca a su oído y le di con la punta de mi lengua en el lóbulo de su oreja y le dije como en un susurro: —¿Cómo te llamas preciosa? —Adela, ¿y tú? —Margarita, esto… Adela; tócamelo tú también a mí, un poquito, por favor. No dijo nada, solo introdujo su mano bajo mi falda y me apretó el muslo izquierdo con fuerza, clavándome sus uñas color azul celeste, como su vestido. Luego agarró mi vello púbico, que aunque pelirrojo es muy abundante en el monte de venus, no así en la grieta, en la cual solo tengo pelusilla. Daba tirones a mis pelitos haciéndome daño… con dos dedos recorrió los labios externos de mi abultado y clarito chocho, abriendo mi raja y sintiendo yo como mis labios internos se hinchaban y se expandían entre sus delicados dedos. Adela me hacía cosquillas por su delicada forma de acariciarme el coño… sentí que mi mente se turbaba, mis muslos y mi vientre se tensaron, ¡y me corrí!, con un chorro, que cayó al suelo del bus. Contuve como pude un grito de placer haciendo como si tuviera tos a la vez que gritaba mientras mi flujo trazaba líneas por mis muslos al descender hasta mi asiento en el bus, pero la mayor parte de "mi agua" yacía en el suelo, en un charquito pequeño. Un señor bajó por el pasillo y se puso de pie ...
    ... junto a nosotras. Mi agua derramada en el suelo no la podía ver el señor, la ocultaban mis propias piernas y, a Adela solo la delataba su rostro rojo y sudoroso, ya que habíamos tapado las dos su coñito poniendo bien su vestido azul. El caballero estaba a un metro de mí, miró mi falda algo remangada, ya corta de por sí, que dejaba mis muslos suaves y claros completamente al alcance de su vista, hasta casi mi sexo, sin verse este. Observé que el hombre no dejaba de mirar mis piernas, brillantes en el interior de mis muslos por mi reciente "corrida"; también miraba con deseo la angelical y roja cara de Adela. Vi, algo sorprendida, por la prontitud del señor, como la bragueta de este se había "inflado" mientras nos miraba a las dos, era un hombre maduro pero apuesto. Su "paquete" estaba a la altura de mi boca y a un metro de distancia, por un momento y, como un tic de mi pensamiento; imaginé que se acercaba a mí, se la sacaba del pantalón y me la metía en la boca "sin miramiento"; deseché ese pensamiento, que seguro era solo fruto de mi gran acaloramiento. Llegó mi parada y no me bajé, el señor empalmado si se bajó, también la mayor parte del pasaje. Dos paradas más allá y el bus quedó prácticamente vacío, a excepción de nosotras dos al final del vehículo y de una señora mayor sentada cerca del conductor, que no dejaba de hablar con este como si lo conociera o como si buscara royo con él. Me dijo Adela al oído: —Margarita, ¿me das tu número de móvil? —Claro Adela, dime el tuyo; y te ...
«1...3456»