1. El reencuentro con Silvia


    Fecha: 10/12/2017, Categorías: Erotismo y Amor Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... volverla a sentir en mi culito de nuevo. Silvia me hablaba de una manera muy excitante y creo que ella se emocionaba también. Me dejó tan lubricada la verga y yo el culo de mucha saliva, que ese chasquido que producía en un incesante entrar y salir, era riquísimo. Pasé por unos minutos donde totalmente le sacaba la verga a Silvia y su culo se cerraba ante mis ojos, para luego volverlo abrir con otra embestida. Luego me pidió que se lo taladrara constantemente, en un ritmo mucho más violento, pues en esta posición Silvia tiene menos movilidad. Se lo taladro como ella dice y pide y Silvia se vuelve a una monotonía de gemidos y cumplidos y explota en un potente orgasmo diciendo: Amorcito, dame, dame… me estás haciendo acabar. –Le taladro el culo más fuerte y ella sólo gime de placer y aquello se extiende a los minutos, pues parece que se calma, para volver a explotar en otro orgasmo y esta acción junto a sus gemidos de placer me hacen acabar y le lleno su precioso culo de mi esperma. Veo como desliza entre sus preciosas y aun solidas nalgas y el cubre cama queda salpicado de mi esperma blanco. Nuevamente nos fuimos a la ducha a recobrar fuerzas porque me había gustado el polvo que le había echado a Silvia en su culo, cuyos orgasmos eran intensos y quería volvérselo a provocar y vivirlo de nuevo junto a ella. Lo hicimos una vez más analmente antes de ir a almorzar, pues el desayuno no era suficiente para mantener la energía de tal encuentro sexual. Emocionado y admirado le tuve ...
    ... que preguntar: - ¿Cuántos orgasmos alcanzaste? - ¡No sé! Muchos… analmente se me hace difícil distinguir cuando termina uno y empieza el otro… creo 5. - ¿Quieres más? - ¿Tú, quieres más? - Si, aunque no te prometo los 8 polvos que te di en un día, pero creo que me alcanza para dos más. – Silvia se ríe. - Bueno, quiero esos dos y dos más si quieres y puedes, pues todo este día eres mío, pero antes quiero que vayamos a ver a mi madre, quien me pidió y me hizo jurar que te llevaría conmigo, porque tiene unas grandes ganas de verte personalmente. Después del almuerzo no fuimos a casa de su madre y quien me recibió con un abrazo y mucha alegría. Se sentía tanto en confianza conmigo, como si estas tres décadas no hubiesen pasado que incluso se atrevió a bromear olvidando que ahora ella tenía 74 y nosotros pellizcando los 50: Si van a andar juntos por estos días, recuerden los preservativos… ahora ya están muy viejos para que se les ocurra ser padres. – Y nos hemos reído todos. Ah Tony, usted siempre guapo y con su cara de niño, mi hija hubiera sufrido junto a usted. – Me decía la señora y me contó lo mucho que sufrió su hija cuando por aquel tiempo me fui a una universidad al norte del país y no la volvía a ver hasta después de dos años, ya cuando estaba viviendo en pareja con su novio y tenía su primer hijo. Ella se encargó de corroborarme y de alguna manera echarme en cara aquel sufrimiento que le provoqué a Silvia. Pasamos platicando un par de horas, pues Silvia me señalaba que ...
«1...3456»