De niña a perra
Fecha: 28/11/2017,
Categorías:
BDSM
Autor: perrita, Fuente: CuentoRelatos
-Eres un viejo muy estúpido, ¿Quieres hacer el favor de no volver a mirarla? Pero no podía, de ninguna manera. Me estaba volviendo loco por una chica recién salida de la adolescencia. Lo primero que vi de ella fueron sus piernas, blancas, largas y estiradas que terminaban en unas zapatillas azules de tela. Lo siguiente fueron sus apetecibles muslos casi completamente al descubierto sino fuera por un vestido blanco y corto que tenía puesto. Sus manos, finas y delicadas, estaban entrelazadas entre si a la altura del ombligo. El escote dejaba adivinar unos pechos firmes y duros, no especialmente grandes. La melena, negra como la noche caía sobre sus hombros tapados apenas por una fina capa de tela. -¿Me permite el paso? -Oh, disculpe. No me había dado cuenta. Sus ojos me mostraron su tristeza, su confusión, su miedo, pero por encima de todo, su soledad. Ni si quiera recogió sus piernas con alegría, fue un movimiento lento y cansado, sin ningún signo de la frescura de la juventud. Y aun y con todo, me estaba volviendo loco. Todos los pensamientos que venían a mi cabeza mientras esperaba a la salida de mi avión, revoloteaban alrededor de ella. Primeramente, me pregunté cuáles podían ser las razones de unos ojos tan desdichados, y a continuación, temas mucho más carnales como por ejemplo si tenerla gimiendo debajo de mi la haría feliz. Baje los ojos a mi libro y no volví a mirarla. -Pedimos a los señores pasajeros que vallan pasando por orden de filas, por favor. No es ...
... precisamente mi gusto viajar en la parte trasera del avión, pero no tuve más remedio. Debía realizar el vuelo sin demora, así que me tuve que adaptar a lo que había. Me fije que la chica estaba un poco más adelante de mi, rodeada de unos jóvenes guapos y muy musculosos y detrás de una pareja que podían ser perfectamente sus padres. Lo que más temí en ese momento era pasarme seis interminables horas de vuelo al lado de una chica a la que deseaba follarme con toda mi alma y con la que no tenía la menor oportunidad. Así que rece a todos los dioses conocidos o por conocer, para que se parase antes de llegar al final. Nunca me han escuchado los dioses, así que no sé porque razón pensaba que esta vez si lo iban a hacer. -Esta vez no voy a estorbarle para que pueda pasar. La sonreí como un estúpido, coloqué mi maleta de mano al lado de la suya y me senté al lado de mi ventana. -Siempre escojo ventana cuando vuelo. Me gusta ver a través de ella. -Vamos a ir de noche la mayor parte del mismo. -Aun así, la vista no esta nada mal. Además, tenemos luna llena. Me concentre en mi ventana. Era mucho mejor que seguir hablando con ella. Además, maldita sea, era mayor que sus padres y mi experiencia con mujeres se reducía a una esposa a la que apenas aguantaba y un sin fin de putas con las que calmar mis ansias. -¿Puede ayudarme? La voz de la chica me pillo completamente de improviso. No pensaba que iba a conversar nada con ella en todo el viaje, y mucho menos que necesitara mi ayuda para algo. Tarde una ...