1. Nuevas Experiencias 1


    Fecha: 23/05/2020, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: Lola Barnon, Fuente: computo.ru

    ... jóvenes que nos lanzábamos uno sobre otro como felinos, complaciéndonos sin ninguna vergüenza. No sé desde cuándo, pero seguramente ya hace varios años, todo era más monótono y mecánico. Yo encima, con el misionero, casi siempre, hasta llegar al orgasmo. Quiero entender que ella también lo alcanzaba, y cuando me hacía saber que no o yo me daba cuenta, la masturbaba hasta que lo lograba. Quiero decir que, a pesar de que suene aburrido, no lo era. O al menos para mí, no.
    Esa noche había conseguido eyacular en relativamente poco tiempo, y viendo que ella no lo había alcanzado, trabajé con mis dedos su clítoris hasta que sus gemidos me hicieron saber que ella también lo había logrado. 
    Me tumbé a su lado, sonriente, la verdad que complacido. Isabel es muy atractiva y a pesar de los dos partos, se conserva espectacularmente bien. Es cierto que lleva ya años, prácticamente desde que nuestros hijos cumplieron el año y medio, yendo al gimnasio. No perdona un solo día. Lo mismo que la dieta que sigue permanentemente. Eso ha hecho que su cuerpo se haya estilizado, sin una gota de grasa y permanezca tonificado por el gimnasio. A mí, y lo digo sinceramente, me gusta más ahora que cuando tenía veintipocos años y nos conocimos.
    Es atractiva, se puede decir que incluso guapa. No es que sea una estrella de cine, pero a sus treinta y siete, une a un tipazo, la elegancia de esas mujeres que saben estar en los sitios y esa belleza que está en los inicios de una madurez todavía muy ...
    ... reseñable.
    Yo, en cambio, me considero normal. Alguna, en su momento, me calificó como mono y atractivo. No lo sé, pero reconozco que en mi juventud tuve mi público. Mi pelo aún se mantiene intacto en la cabeza; visto, quizás, muy tradicional, y ya me preocupo bastante poco de saber qué se lleva o no. He engordado en estos cuatro últimos años y descuidado mi alimentación. Tengo un amigo que dice que yo soy un claro ejemplo del síndrome del «pescado vendido». Que viene a querer decir algo parecido que como no tengo que esforzarme, ni estar en el mercado, mi despreocupación por el físico ha ido en aumento. Él está divorciado y luce un cuerpo de gimnasio muy atractivo, una dentadura perfecta, blanqueada, ropa a la última y, sobre todo, sabe qué restaurantes, bares, tiendas, películas y cachivaches están a la moda. 
    Sí, eso es posible que también ayudara a que Isabel me dijera aquello…
    —Luis… quiero   hablar contigo… 
    Sus palabras salieron con una entonación muy neutra, casi ajena al hecho de que acabábamos de hacer el amor. Yo continuaba tumbado, mirando al techo. Ni me imaginaba lo que un minuto más tarde iba a desatarse en nuestras vidas.
    Ella tenía la mirada perdida, pero no distraída, sino concentrada, como si pensara las palabras que iba a decirme. 
    —¿Te pasa algo…? —pregunté un poco preocupado.
    Ella no hizo ningún movimiento, ni siquiera negó con la cabeza. Se incorporó y ladeó su cabeza hacia mí, aún desnuda y entonces me miró durante un segundo. 
    —Me gustaría acostarme con ...
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