La gata y la perra
Fecha: 27/11/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: chicochica, Fuente: SexoSinTabues
... la sesión no dejó de golpearme e insultarme y, aunque me duela confesarlo, me gustaba que lo hiciera y no quería que parara, solo quería que me hiciera mujer... su mujer. Me mostró su pene, nuevamente sin condón y lo metió completo en mi culito, de un solo golpe, aplastando mis huevos con su vientre y, aunque ya estaba completamente dentro, seguía empujando, como si quisiera perforarme las entrañas. Comenzó a bombearme salvajemente, sacar completo, pausa e insulto; meter completo, otra pausa, ahora con golpe y volver a la carga, repitiendo una y otra vez las embestidas, las pausas, los insultos y los golpes. Me sentí como una puta que hubiese llegado al mismo infierno y tan sádica que lo saboreaba y disfrutaba con una lujuría contenida en lo más recóndito de su ser y liberada gracias al endemoniada animal que la estaba poseyendo. Mi verga se inflamó tanto que sentí que iba a explotar ahora que Javier había tomado un ritmo constante al penetrarme. En este punto yo solo tuve que limitarme a gritar y aullar (literalmente) porque no podía hacer otra cosa, estaba embriagada de placer; mi novio seguramente lo notó y aceleró el mete-saca a una velocidad vertiginosa. Cuando sentí el primer chorro de su ardiente leche en mis tripas, al mismo tiempo mi verga comenzó a escupir su correspondiente ración. Javier inundó mi culo con su semen y yo manché su vientre, su pecho y parte de la cara con el mío. Si la cogida del día anterior me parecía inolvidable, la que acababa de recibir... ...
... ¡fue épica! Todavía atada a la cama, con la respiración entrecortada, bañada por dentro en leche y satisfechas mis ansias de sentirme mujer, me quedé dormida; no sé si fueron segundos, minutos u horas, perdí la noción del tiempo; pero sí sé que ya estaba oscuro cuando desperté y sentí la caliente lengua de Javier recorriendo mis piernas. - Méndiga gata - exclamó Javier - qué rico cojes - Corazón - respondí con feble voz - me gustaría algo más romántico mientras descansamos - ¿Descansar?, estás pendeja, eres una méndiga puta vestida de gata y no mereces romanticismo - Pero... - no pude argüir más, pues me interrumpió - ¡Cállate, gata!, nada de romanticismos estúpidos, estamos aquí para coger y eso es lo que vamos a hacer Me mordió en la pierna y grité; sin excitación los insultos y maltratos ya no eran de mi agrado. Continuo ascendiendo con lengua, dientes y golpes hasta llegar a mi vientre y trató de mamarme la verga. - ¡Ah, no, eso no! - grité - ¡no pienso usar mi verga en hombres! No sé de dónde obtuve fuerzas, pero me retorcí y, de alguna forma, logré liberar mis manos; me levanté de la cama y le propiné a mi "amado novio" un gancho en el vientre, dejándolo sofocado; lo acomodé en cuatro sobre la cama, me puse un guante de látex y sin lubricante le metí un dedo en su ano, golpeando sus nalgas con la mano que tenía libre... - Sí, yo soy una gata, pero ¿quién es la perra ahora?, ¡eh!, ¿quién es la perra? - ¡Yo soy la perra! - contestó a gritos y pude notar las lágrimas que ...